Black Card To My Heart

¡Bienvenidos a todos!Esta será mi primera historia para inaugurar este blog, que es el primero que hago... Por favor, no olviden escribir sus comentarios, si les gustó, o no. Al final de esta entrada, hay unos enlaces para hallar con mayor facilidad las demás cartas, pues al parecer, hay quienes las buscan del modo fácil ...

Hace un tiempo la di de baja, pero para que se quede en eterna espera entre mis archivos, prefiero que se siga leyendo acá. Lo mejor de esta historia, es que me ha permitido desarrollarme como escritora. A futuro, las cartas cambiarán a montón, por lo que cuidado y cuando regresen a leerlo, habrá cambiado el formato, porque pasará; por ahora verán la versión "default" de Black Card.

Saludos a todos, y si les gusta, invito a que dejen su opinión en los comentarios.
Atentamente

Dan Samaria



Black Card to My Heart

Carta 1: El mensajero.

Una habitación oscura, sin puertas ni ventanas, con una sola chimenea apagada. Todo está completamente oscuro pues no hay ninguna luz. El silencio es abrumador, tanto que, lo único haciendo ruido en ese lugar es un antiguo reloj de pedestal. Su “tic-tac” hacía pensar que alguien estaba caminando con zapatos de tacón, pero no había nadie.

Así pasaban las horas en el reloj, al llegar el minutero a las doce en punto, junto al sonido característico, suena un débil chisporroteo: la chimenea ha sido encendida; pero no hay nadie cerca. La habitación ahora está algo iluminada, y se muestra que..., no hay ningún mueble, está vacía, a excepción del reloj y de una persona encapuchada, que apareció de la nada al mismo tiempo que se encendía la chimenea, éste se acerca al fuego a la vez que un cuervo del más profundo negro se posa en su hombro. No se le puede ver el rostro, porque la capucha negra lo cubre pero se observa que sus manos agarran lo que es una vieja y desgastada guadaña. La apoya en la chimenea.

Hace un ademán de irse a sentar, desde su propia sombra surge un sillón de igual color que su capucha, y se sienta. El cuervo baja del hombro y se posa en el brazo del sillón. Todo es silencio de nuevo. Sólo se escucha el tic-tac del reloj y la madera tronando por la chimenea. El sujeto aún no se quita la capucha, parece estar buscando algo con la mirada. Dirige su rostro hacia el ave y asiente. A la sombra del fuego, el cuervo toma forma humana. Ahora un joven rodeando los veinte, de cabello gris y ojos plateados con una capucha igual de negra está sentado donde  antes se ubicaba el cuervo. Inexpresivo, se levanta y observa al encapuchado sin decir nada, es el otro quien toma la palabra:

-Heinrich, estoy cansado...
-¿De qué, señor?-pregunta el joven sin dejar de observar a su interlocutor-Su trabajo no es tan fuerte para que se canse tanto; es más a usted no se le permite que se canse, su labor es muy importante y siempre debe hacerla con ahínco. Tiene a tantos que imploran su presencia...
-¡Ese es el punto!-interrumpe el encapuchado golpeando con sus puños los brazos del sillón sin alterar su indiferente tono de voz-Ya van 999 años, en unos días tendré mil en esto, y requiero un descanso de todo. No necesito que lo digas, pero lo voy a “hacer”.-Se levanta y se dirige al fondo de la habitación; el joven que se llama Heinrich, camina a zancos hacia el sujeto y le dice en voz baja:

-Usted acordó no volver a “hacerlo”, no hasta luego de sus mil. También le recuerdo que hizo ya cinto intentos, sería muy peligroso si hace un sexto... Puede que haya un verdadero problema si se abren todas al mismo tiempo...
-¡Silencio!-el joven calla, pero su mirada sigue hablando por él a lo que el sujeto pregunta:-¿Quién es el que lleva la calavera?
-Usted, mi señor-Heinrich hace una reverencia al sujeto-Pero sólo digo...
-Mira, si este intento funciona, ¿puedo confiar que le enseñarás bien a mi sucesor?
-¿Perdón, señor?-pregunta Heinrich con tono sorpresivo.
-Me refiero: a que si alguien abre esta, ¿lo prepararías para lo que le depara? Admito que seguiré en esto hasta mi milenio, luego de eso, le dejo todo. Y ya te dije: confío que tú le guiarás y estarás junto a él hasta el final.

Heinrich abre los ojos en señal de asombro, tiemblan sus manos al tiempo que se arrodilla:
-Acepto, y agradezco su confianza; haré lo que me pide, y le juro que le enseñaré muy bien a su sucesor. Y si él llegase a aceptar, no le dejaré, no le abandonaré, ni le traicionaré. Pero, le tengo una última pregunta...
-¿Qué, Heinrich?-el encapuchado se sienta en un escritorio que surge de la sombra del joven, no deja de estar su rostro en las sombras.
-Si llega el momento y decide no aceptar, ¿qué puedo hacer? ¿Aun así le sigo?- el sujeto asiente mientras busca algo en el escritorio- Si lo desea, le doy una de mis plumas...- arranca de su espalda lo que parece una pluma de color negro y se la entrega a su señor.-Y, si las otras se abren, ¿qué hago?
-Impedirlo. Como no puedes estar allá sin una sombra, requieres que una de ellas se abra. Si una se abre, lo notarás enseguida. Y si acepta o no, haz que busque las otras cartas y las destruya. Y para hacerlo más fácil, te abrí el portal al mundo vivo. Deja la carta en donde los mortales les sea fácil de encontrar. Y con las iniciales que pondré, caerá rápido.

Coge la pluma que le dio Heinrich, la pasa por su boca y con ella se corta la lengua. Heinrich ya está satisfecho, se acerca hasta estar junto al encapuchado quien escribe sin parar en un pergamino de igual negro. Las letras brillaban a medida que escribía, y luego se apagaban. Todo es silencio de nuevo; la luz se apaga, al mismo tiempo que el sujeto escribe. Al terminar, inserta el pergamino en un sobre (negro), escribe las iniciales “B.S.” y se lo entrega a Heinrich. Quien regresa a su forma de cuervo y se dirige a la chimenea que se apaga y por ella, sale a un cielo oscuro y tormentoso, mientras se repite a sí mismo lo único que pudo leer de la carta:

“DESDE EL MOMENTO QUE HAS LEÍDO ESTA CARTA, ACEPTASTE SER MI SUCESOR, LA PRÓXIMA MUERTE”


BLACK CARD TO MY HEART

Carta 2: El tío del farol

Una ventana surge en la habitación, por ella el encapuchado observa al cuervo alejarse y entrar en un túnel hecho de remolinos oscuros. Sonríe y da la vuelta hacia el sillón. Al sentarse, la ventana se desvanece y vuelve la oscuridad a reinar en el lugar.

“Espero que llegue al sitio que escogí-pensó mientras observa el techo-. Lo curioso de ese sitio, es que sólo hay uno con esas iniciales; siempre se burla de mí así que, si no puedo llevármelo, que él me remplace.” Sonríe con malicia y ríe macabramente en vos alta; puso las iniciales adrede: la Muerte ya había escogido a su sucesor................................

En otro punto está el “mundo vivo” de madrugada; sobre todo en Marea Roja, ese país que se erige en una isla cercana a la costa británica. Ahí hay personas de toda clase, pero todas tienen algo en común: ninguno se levanta hasta las ocho de la mañana, todos, menos uno.

Blake, siempre se levanta a las cinco para ir al tabloide en bicicleta, a buscar la remesa diaria. Por esas horas no hay nada abierto, ni nadie que atendiese. Así que el dueño le había dado la segunda llave al joven de dieciséis para que buscase el periódico a repartir. Busca por la entrada y lo encuentra, seis cajas con una nota sobre cada una del lugar a llegar: los puertos, el pueblo oeste, el del sur, el del norte, en fin, a toda la isla. Blake cogía una caja y la acomodaba en la rejilla de su bici. Cerraba el local y se dirigía al sitio en cuestión arrojando el periódico en la puerta de las casas. Nunca fallaba, no rompía ventanas ni caían en el techo, o en las fuentes, o en cualquier otro lado que no fuese la puerta. Tenía buen brazo para lanzar que hasta conseguía que el periódico llegase al otro lado de las verjas. Así se la pasaba hasta acabar la caja entera.

Luego, se dirigía a un camino de tierra y al llegar al otro lado, regresaba al local del tabloide. Dejaba la caja con otra nota: “Misión cumplida, entregadas: 56 de 56, faltantes: 0” y cogía la siguiente, así se iba toda la madrugada, todo lo hacía con rapidez y precisión, era tan rápido que ni los perros lo notaban.....

Heinrich va volando por el cielo nuboso, con la carta negra asida con fuerza por sus patas. Lleva horas así, luchando con el portal de los muertos hasta llegar a un cielo negro con matices violetas. Sabe que llegó al mundo de los vivos porque ve a un joven pelinegro montado sobre una bicicleta que brilla en la oscuridad de color amarillo, arrojando pergaminos enrollados a las casas que permanecen a oscuras. Tiene suerte, aún no amanece. Sabe que tiene que dejar la carta en un sitio donde cualquiera la pueda encontrar, pero no tiene ni idea.

Es la primera vez que está entre mortales y lo que más teme es fallarle a su señor. Así que aterriza entre las sombras de los árboles y sale con su forma humana, esta vez no llevará la capucha. Lleva una camisa blanca y chaleco negro, pantalones igual de negros como sus zapatos, y sin más preámbulos se desvanece entre las sombras, sabe que el chico le puede llevar así que le sigue en su sombra que toma la forma de él mientras el joven no se da cuenta de nada (lleva audífonos en un alto volumen que dejan escuchar algo de rock) sigue arrojando el periódico sin distracción.

Al pasar los faros, su sombra gira a su alrededor, a medida que se acerca o se aleja de ellos. En uno de esos momentos que su sombra está a su izquierda en una pared de un muro cualquiera, gira hacia ella y ve a Heinrich saludando. Se detiene, le mira extrañado, pero no se baja de su bicicleta.

-¿Hablas sánscrito?-pregunta Heinrich al chico a lo que este niega con la cabeza-¿Árabe?-niega de nuevo-¿Francés?-el joven queda pensativo unos segundos y vuelve a negar-¿Español?-al fin asiente, a lo que Heinrich se acerca con cuidado. Entre los haces de luz de los faroles, para que no le afecte el brillo. Y consigue acercarse al muchacho que ahora lo observa con curiosidad. Heinrich, en cambio sonríe (o lo intenta) y el joven acelera en su bicicleta con cara de asustado.-De veras que los vivos no saben reconocer a un fantasma cuando lo ven. Bueno, a buscar otro que me pueda decir dónde...-se desvanece ante la aterrada mirada de Blake quien en el justo momento dio la vuelta y le miró. Se detiene y murmura algo luego de santiguarse y continuar.

Para ser honestos, Heinrich no sabe que a los vivos les aterran los fantasmas. Pero tampoco sabe que ese chico es el único despierto en toda la isla...............................

Blake sigue pensando en lo que vio. De veras que ese tío era un fantasma de verdad: el hecho que se viese sólido bajo el farol y que luego en la semioscuridad de en medio, estuviese casi transparente; sumando esa sonrisa de demente (que siempre le ve a sus primos de Europa) le han asustado en demasía. Se detiene en el tabloide y toma una bocanada de aire.

“Esto no puede estar pasando, -piensa mientras trata de controlar sus temblores- los fantasmas no existen; pero.... ¿Cómo se puede explicar que ese tío se hizo transparente en la oscuridad? Es más, bajo el farol, nunca le vi la sombra y eso que tenía la luz directamente encima. Y si digo algo a alguien me creerán loco... Vale-coge la última caja y la pone en su bicicleta- tengo que coger vacaciones de las vacaciones (es que estoy de vacaciones de cole y este es mi trabajo durante éstas).”......................

Heinrich se ha cansado de buscar por los sitios oscuros, o sea: el cementerio, el pueblo abandonado, los callejones, etc. Se sienta en una piedra, molesto. Era mejor haberle preguntado al muchacho... Mientras piensa en ello, escucha el sonido de ruedas contra tierra. De veras que no tiene humor de volver a ver a un “vivo” siendo grosero con él. Así que toma su forma de cuervo y sobrevuela la calle del pueblo abandonado buscando ese sonido. Tarda unos minutos pero lo consigue: es el mismo chico al que trató de preguntar. Se dirige hacia él con otra táctica: cae en la caja que lleva detrás sin que él lo note, pero en su acción suelta el sobre que cae en la chaqueta del chico. Este detiene su marcha y mira en su caja. Heinrich cayó de tal forma que se rompió el ala. Por lo que el joven le sacó, lo puso en su regazo y continuó su marcha sosteniendo el curioso sobre negro.

Sale de Marea Negra y llega al pueblo del sur. Dónde terminan las ruinas y empiezan las casas pintadas, Blake prosigue su trabajo. Lo hace con rapidez para salir de un golpe de ese lado de la isla. Tarda como veinte minutos y retorna por donde vino. Ahora una espesa niebla cubre todo Marea Negra y le impide continuar. Detiene y se sienta en una roca con el cuervo al hombro. Le revisa el ala, saca unas vendas de su morral y le envuelve el ala.

-Espero que mejores pronto, amiguito... ¿Sabes? Es muy raro ver cuervos en esta isla...
-¿En serio?
-Sí... Es que a los cuervos no les gusta el clima frío, jajajajaja.
-Jajajajaajajajaja, eres muy gracioso, niño.-Blake abre los ojos como platos y mira alrededor. Ahora sí que está asustado-Che, acá abajo-Blake baja su cabeza y fija su mirada en el cuervo-. Y sí, te hablo a tí...




BLACK CARD TO MY HEART

Carta 3: Huyendo de un fantasma...

Y sí, te hablo a tí...-eso fue lo que Blake creyó haber oído. No se lo hubiese creído si no hubiese visto el pico del cuervo moverse. Se levanta a la par que el cuervo desaparece. Abre los ojos como platos, y corre hacia su bicicleta, pero una mano que apareció de la nada, se posa en su hombro obligándole a detenerse. Es fría y helada, la sensación de aquella mano en su hombro le hizo pensar en los muertos. Varios escalofríos recorren su cuerpo mientras Blake se volteaba para ver que de la mano era del mismo tío del farol... Como en ese punto del bosque y de Marea Negra no llega la luz del sol naciente, el joven está totalmente transparente. Parece muy molesto, que hasta le dice al asustado Blake:

-¿Puedes parar ese fastidioso gusto de correr? Cansa tener que seguirte...
-Vale, lo siento...
-Tranquilo-sonríe el fantasma con la misma sonrisa que a Blake le produce tembladera. -Sólo quiero preguntarte dos cosas, luego te dejaré en paz.
-Escucho...-Blake da un paso atrás con lentitud y el otro le sigue el paso.
-Primero, ¿me devuelves el sobre?
-¿Qué sobre?
-Uno negro con unas letras B.S., escritas en frente.
-¡Ese sobre! Disculpe, me confundí un poco con las letras... Al inicio pensé que era para mí... Es que las iniciales son iguales a las mías...-saca el sobre de su morral y se lo entrega, al contacto de la mano del fantasma con la carta, ésta se vuelve igual de transparente. Y la guarda en su chaqueta.-¿Qué era lo otro?
-Un minuto... ¿Cómo te llamas?-Blake tragó saliva, sabía que la había fregado con mencionar sus iniciales, así que niega con la cabeza.-Oye, niño tuvimos un acuerdo, si no me dices, te seguiré hasta que cantes...
-Bueno-Blake camina hasta la luminaria cercana y coge un palo durante un segundo que su interlocutor mira a otro lado-¡¡¡Bye - bye!!!-arroja el palo cuando el otro empieza a ser sólido y corre.

El ruido que se esparce por la solitaria Marea Negra es un simple palo de madera que cayó. El chico que lo arrojó no logró ver que su objetivo traspasó el sólido. Parado donde le atravesó ese palo, está un muy furioso Heinrich. Una risa leve y amarga sale de su boca mientras camina debajo de la luz del farol que parpadea, al pasar el límite de esa luz, éste se apaga, suelta chispas y se derrumba. Es hora de ser violentos... Entre risas desaparece y se vuelve sombras que perseguirán al chico hasta que diga lo que quiere oír. Que tal vez él sea quien estaba buscando...

Su corazón palpita cada vez más fuerte... Empieza a costarle respirar a cada paso. Su mente no recibe nada, se ha perdido, entre ruinas. Blake sigue corriendo sin siquiera mirar hacia atrás. Aún no puede creer que habló con un auténtico fantasma; y más que él le pidió su nombre...

Detiene el paso bajo otro farol. Cree que estar bajo luces le pondrá a salvo, toma un respiro, se sienta y recuesta la cabeza contra el metal. Su mente está vagando por recuerdos del pasado: una vez sus padres le mencionaron que cuando un ente (o fantasma) te pide el nombre es para perseguirte por toda tu vida. Que nunca le des un nombre falso, pues saben que mientes. Tampoco es bueno correr pues te perseguirán hasta que les respondas y si aun así no contestas, sacarán el alma de tu cuerpo y le devorarán. La única forma para evadirles era... ¿Cuál era?

-¿Cómo evadir a un ser del otro mundo?-se pregunta a sí mismo revolviendo su cabello.
-Bueno, lo normal es que trases un círculo, dibujes una cruz y te quedas ahí rezándole a todos los santos por que no lo traspase...-Dijo una vocecilla en su oreja, que de un segundo a otro cambia de una voz dulce a una fría- Pero eso sólo funciona con fantasmitas convencionales. A un Sombra no le puedes evadir... Y yo soy un buen ejemplo...

Blake se levanta como un suspiro y voltea por todos lados, buscando a la persona que dijo eso... No hay nadie, pero el ambiente empieza a ponerse frío. Y eso que esa era una madrugada muy calurosa... Mira a su reloj: son las seis de la mañana, luego mira hacia el cielo y..., todavía sigue oscuro, con un leve tono violeta; pero sigue igual de sombrío... Eso significa que en media hora saldrá el sol; por lo que debe salir de ese bosque cuanto antes puesto que, la luz del sol nunca llegaba a esa parte de la isla... El otro factor que no concibió era que, la neblina aún continuaba por lo que nunca vio hacia dónde se dirigía. Y por último que al huir del fantasma, olvidó su morral y en ella estaba su linterna, así que...

Regresó a la carrera. Solo que esta vez, ahora oía pasos de más no sólo los suyos... Él conoce ciertas historias de que los espíritus de los que ahí perecieron siguen repitiendo ese fatídico día del incendio. Por lo que, comprendía que hubiesen una veintena de pasos tras los suyos... ¡¿Que lo persiguen los muertos acaso?! Ahora sí que es el colmo...

Soportando el impulso de gritar, Blake continúa sin mirar atrás, cubriéndose los oídos para no escuchar esos gritos. Cerró los ojos, pero continúa corriendo. Tropieza con algo que cae fuertemente con sonido de metales. Al menos no se cayó. Abre los ojos y ve que es su bicicleta, y su morral encima. Recoge la caja del periódico y la coloca en su lugar. Se pone los auriculares, sube el volumen para no oír los gritos que se acercan y pedalea como si su vida dependiese de ello, pero lo que necesitaba era mantener su cordura “intacta”. Así, se aleja del pueblo de Marea Negra y sus fantasmas. Ve de nuevo el camino porque se ha disipado la niebla luego de pasar la cerca. Al fin ha dejado ese capítulo aterrador de ese día que prometía ser hermoso junto con el sol que ya se asomaba entre las copas de los árboles. Pero, aún no sabía hacia dónde iba... La niebla que surgió mientras estaba ahí le impidió ver la ruta de regreso. Por lo que ahora rezaba con que no volviese por sus pasos. Pero la sensación de sacudidas le quitó esa idea. Estaba en un sendero hecho de piedras, había de ser muy antiguo porque no lo reconocía. Aun así continuó gracias a su indeseable espíritu aventurero, pasaron los minutos y llegó al otro lado del trecho: panteones, cruces por doquier. Estatuas de ángeles con rostros maliciosos que le miraban, tumbas con nombre que casi no se leían por la maleza... Definitivamente había llegado a la parte más lejana del cementerio dónde los árboles estaban tan estrechos uno con otro que le impedían ver de nuevo el sol.

Pero eso era lo mínimo de sus problemas: un rugido parecido al de un animal sonaba ahora de los auriculares de Blake, cogió el disquero y bajó el volumen a cero; pero aún seguía ese rugido ensordecedor. Ya sentía que su cabeza iba a explotar porque el volumen subía cada vez más. Blake cae de su bicicleta y arrodillado en el suelo trata de quitárselos como puede pero los auriculares estaban fríos. Esa misma sensación la había sentido cuando el fantasma le agarró el hombro, era como si las mismas heladas manos le sujetasen los auriculares para que no los pudiese quitar.

Intentó todo lo que podía hasta que sacó algo de su morral que sirvió: pasó su tarjeta entre el auri y su oreja que se calentaron de nuevo. Seguían en sus orejas pero ya no estaba ese rugido. No se escuchaba nada, revisó su disquera de nuevo y el volumen de veras estaba en cero. Los sube con lentitud y escucha de nuevo la música. Coge la bicicleta y prosigue su camino intentando pensar en la excusa perfecta para contar a sus padres. Sin haberse percatado que dejó su tarjeta de biblioteca en el suelo, que empezó a flotar en el aire mientras giraba. Una mano empieza a solidificarse a medida que la luz del sol llega a ese punto. Es Heinrich sonriente. Al fin ha dado con el sucesor. Está tan contento que suelta una risa macabra mientras dice: “Blake Samaria... Tengo una carta para tí... Que debes aceptar con urgencia...”




BLACK CARS TO MY HEART

Carta 4: El recuerdo olvidado

Un hermoso sol al fin se asoma en el horizonte. La oscuridad huye de su fulgor y la noche se esfuma a otro lado. Todo sigue calmado pero ya no tan quieto: un chico está en un columpio de cuerda, meciéndose de un lado a otro, sujetando un relicario en su pecho con fuerza. Habla con alguien que no se ve, hasta que escucha unos pasos acercarse. Con dificultad se detiene y gira la cabeza hacia el desconocido oculto entre las sombras. Sonríe, conoce al chico que le tiende la mano y lo ayuda a levantarse. Otro adolescente igual a él, con cabello negro, ojos azul zafiro, alto e igual de delgado le sonríe a pesar que está completamente sucio y arañado. A simple vista, son gemelos; pero la diferencia está en el largo de su cabello...

-Al fin llegaste... Creí que me dejabas solo de nuevo. ¡Sabes que odio la oscuridad!-protesta el joven. El otro chico sonríe tristemente y le pega un golpe en la cabeza que lo hace sentar en el columpio. -¡Odioso! Pedazo de...

-¡Ya cállate!- exclama el desaliñado, está peor que enojado.-Me basta con este pedazo de mañana para que quiera dejar este trabajo, ahora le sumo a mi hermano que me está dando su querellada de todos los días... ¿Quieres dejar la mala costumbre, Johan?

-Vale... Y, ¿cómo te fue en la entrega? Tardaste más de lo que calculaba...

-Bueno, jejejeje... Verás...-Blake le contó a su hermano qué le sucedió, desde el tío del farol hasta el pueblo de Marea Negra. E incluso de la misteriosa carta negra y lo que le mencionó el fantasma ese.-Así que, estuve algo movido...-Concluye sonriendo con amargura. Su hermano no sabe qué decir, tampoco qué no decir, pero respira hondo y habla:

-¿Le has contado esto a alguien más?-Blake niega con la cabeza-Entonces, mi opinión es la siguiente: no le cuentes esto a nuestros padres o te mandarán de estadía al manicomio de por vida... Por ahora, solo nos queda investigar sobre qué es un “sombra” y cómo evitarlo. Saber por qué te busca, razones, motivos… En cuanto a la carta, creo que tal vez llegó la correspondencia que te prometieron... -Blake le mira intrigado en lo que dijo, no es normal que su hermano diga rarezas, su mirada se pierde en el vacío como si pudiese volver al pasado.

“Correspondencia....” Esa palabra la había oído antes. No sabía de dónde. Pero resonaba siempre en su cabeza. Tanto que sin querer la repetía mientras dormía (o eso dijo Johan que susurraba dormido). Era como un murmullo que rondaba su memoria, luego recuerda: luces, gritos, sus gritos...

-¿Estás seguro que no tenías nada a mano con tu nombre?-Blake regresa a la realidad y le mira- ¿Tu placa de alergias-Blake niega-tu notificación de nacimiento-niega-Una foto con qué te pueda reconocer-Blake duda y luego niega-Tu tarjeta de biblioteca?-Blake duda... Busca algo en su morral y le devuelve la mirada a su hermano. Ambos abrieron los ojos como platos y gritaron:

-¡SE ME CAYÓ EN EL CEMENTERIO!
-¡IDIOTA!
-Lo siento....-Blake se recuesta en la espalda de Johan, y ambos se sientan en el columpio-Es que, era eso o quedarme sordo...
-Pero entonces, si no puedes dormir, no quiero gritos.
-¿Cómo quieres que no tenga ganas de gritar?-le da otro golpe en la cabeza-Además, compartimos el cuarto...
-Hasta que reconstruyan el tuyo-Johan mira a su hermano a la cara-Por mientras considérate......-se ahogó su voz en toses rasposas. Blake le daba palmadas en su hombro para que se le quitase.-Disculpa, es que... Bueno...-se limpia con la manga de su abrigo un hilillo rojo que sale de su nariz. Blake se inquieta un poco y lo mira con cuidado antes de preguntar:

-No te tomaste tu medici......

Un estrépito suena sobre sus cabezas: una rama caía sobre ellos. Blake con buenos reflejos, empuja el columpio para impulsarlo, y sumando la rama, ambos estaban como dos metros en el aire. Luego saltaron, fue una larga caída pues el columpio estaba situado en una alta colina, suerte que bajo el columpio estaba una tabla de madera que les sirvió de ayuda para bajar la colina. Se deslizaban a alta velocidad. Ambos gritaban entre asustados y alegres todo el camino. Johan que está en frente, mira a lo lejos que el lago será su punto de aterrizaje. Los dos se miran, y viendo que no tienen sitio dónde agarrarse ni saltar (raíces, rocas.... Y que el césped los cubría como una sábana). El camino termina con un tronco caído que les servirá de rampa. Uno se mueve hacia adelante, el otro le sigue, acelera la tabla... Se sujetan de la mano para no separarse, cierran los ojos... La tabla se eleva por los aires, vuelan por unos segundos subiendo hasta lo que creyeron eran dos metros... El aire les silba en los oídos, no les deja oírse el uno y el otro. Pero una voz clara, fría y familiar llega a los oídos de Blake:

-¡Al fin, te encontré!-él abre los ojos, por una fracción de segundo creyó ver al mismo tío cayendo junto a ellos, entre él y su hermano, y a diferencia de ellos dos, eso le mira fijamente y le sonríe...

¡SPLASH! Ambos caen al agua. La presión golpea todo su cuerpo, el agua cubre sus oídos, no puede respirar. A tiempo cerró sus ojos, pero le duele abrirlos. Siente que su cabeza palpita con fuerza, pero tiene que salir. Intenta mover sus piernas, y lo logra. Patalea como puede y logra salir a la superficie. Toma una bocanada de aire y mira a su alrededor. Busca qué fue eso... Pero no lo encuentra, ahora le preocupa algo más... JOHAN

Vuelve a hundirse y con sus ojos busca a su hermano. Le encuentra, pero no le gustó lo que vió: de verdad que ese tío le seguía, pues él sujetaba a su inconsciente gemelo, nadando hacia la orilla. Blake se acerca y le ayuda. Logran sacar su cabeza del agua y continúan. Viendo al chico de cerca, no le parece un fantasma. Para Blake, eso ahora, le toma poca importancia... Lo que importa es que tienen que sacar a Johan de ahí. La orilla parecía lejana, y sus piernas empezaban a cansarse. Se detiene con los ojos abiertos: le dió un muy fuerte calambre en ambas piernas. No puede moverlas. Intenta como puede, pero el dolor se extendió a su abdomen, a sus brazos, a su cabeza. Le duele todo tanto que no puede ni mantenerse consciente. Todo se nubla, siente que se sumerge de nuevo, que el agua entra a sus pulmones, que va a Morir...

“Tengo...que...salvar...a...Johan...de...ese...fantasma...”

Su mente viaja fuera del cuerpo: está en un camino pedregoso, corriendo sin saber a dónde se dirige. Está sangrando en un brazo, y por la cabeza. El camino le parece eterno, no tiene fin. De pronto, llega a una carretera. El cielo empieza a oscurecer, y a llover. Ve luces frente a él pero aún así no las distingue. Luego suena el pitido de un camión a toda marcha. Se cubre con los brazos, luego luces más fuertes, gritos, el sonido de una ambulancia, paramédicos mirándole, lo levantan en una camilla y entran en el vehículo. Pero él sólo mira a alguien, ignora lo demás, sólo fija sus azules ojos en un hombre encapuchado, con una enorme guadaña que le sonreía. Cierran las puertas. Y él las atraviesa, se sienta a su lado y acercando su cabeza al niño, sin poderle ver el rostro, escucha que le está susurrando algo al oído, algo muy extraño que no había recordado desde hacía mucho:

-Tienes suerte, no lograste que te llevara. Espero que en otra ocasión yo tenga el honor de llevarte al otro mundo. Pero que algo te quede claro: si me sigues evadiendo, tú serás quién me remplace... No sabes cuándo llegará, pero espera ansioso mi correspondencia...-luego de esas palabras, se desvanece ante el pequeño Blake, que grita con terror:


-¡La Muerte se acerca



BLACK CARD TO MY HEART


Carta 5: Soy Blake Samaria… La nueva muerte…

Un sonido de agua en movimiento, alerta a Johan que está en sí. Lo último que recuerda es haber caído al agua con Blake. Luego de eso, que lo primero que vió cuando despertó, era a un hombre de cabello gris y ojos color plata. Con unas ropas en negro y blanco, mirándole. Sus ojos parecen vacíos, sin brillo alguno de vida. Le toca la frente a Johan para saber si tiene fiebre. Al roce de su mano, un escalofrío recorre su espalda. Y no es por el agua helada de la mañana. Algo no le cae bien de ese hombre, pero eso ahora no era importante: Blake había caído con él y aún no salía del agua. Su hermano es un buen nadador, es raro que esté inconsciente hundiéndose ante sus ojos hacia el fondo… ¡HUNDIÉNDOSE!

-¡Señor, mi hermano, se ahoga!-el hombre sin decir más, se arrojó de nuevo al agua. Johan se incorpora gritando el nombre de Blake en sus labios. Por más que observa, no le ve. No ve a Blake, no ve al extraño… Pero el lago no es muy profundo, y ni la sombra de ambos se ve ni aunque se sumerja. Por lo que le queda una cosa: corre desesperadamente hacia la casa más cercana por ayuda… Es muy raro que su hermano desapareciese en un lugar que tantas veces iban de niños…

Los gritos aún resuenan en su cabeza, la imagen del fantasma sigue en su retina, ese dolor en su cuerpo, se ha aplacado… Ya no siente nada, pero aun así, su corazón acelera a mil. Y siente una angustia muy fuerte que le hace sentir frío en la cara y presión en el pecho… Abre los ojos, y ve el rostro de alguien. Todo se ve borroso, pero logra incorporarse. Una fría mano le hace recostarse de nuevo en la hierba. Intenta enfocar la vista, y ve una gran cruz, de cemento, unas lápidas y un majestuoso panteón haciéndole sombra.

Con la vista mejor, observa alrededor, y se levanta asombrado de dónde está: EL CEMENTERIO. Una sensación familiar de frío en un hombro le advierte que está ahí con el mismo sujeto… Voltea y así es. El sujeto, está en parte visible y parte transparente: bajo la luz mañanera, se puede apreciar la cabeza, torso y brazos. Pero las piernas están transparentes en la sombra. Blake retrocede y trata de correr de nuevo… Una mano que está envuelta en negro, le detiene el paso. La sombra de Blake toma otra forma: otra persona. Un paso adelante (Blake se ha quedado quieto del susto) y la sombra adquiere forma corpórea, un cabello en capas, ojos plateados, es el mismo fantasma, solo que ahora tiene puesta una capucha negra y está sólido de nuevo ante el sol. Pero a diferencia de Blake, no tiene sombra. Con rostro inexpresivo, lo acorrala contra la pared. Y cubriéndole la boca, empieza a hablar. Su voz de por sí es igual de fría que su mano, y algo tiene en ella que le hace ver como un ser de ultratumba:

-Mira, jovencito, ya estoy cansado que a cada rato que te encuentro, huyas de mí. De por sí, no te deseo hacer daño pero tampoco quiero que corras de nuevo. En primeras, mejor me tratas a las buenas o te trato a las malas… -quita su mano de la boca de Blake, quien tose- A ver, te preguntaré de nuevo: ¿Cómo te llamas?

Blake queda paralizado por la pregunta, sabe que ya está cansado de huir. Y más de un obstinado fantasma. Así que no le queda de otra que contestar…

-Me llamo Blake Samaria.-observa a su interlocutor para saber su reacción, el otro sonríe. Pero esta vez la sonrisa no es esa maniaca. Es más, se ríe en su cara. Eso ya es el colmo-¿Y por qué la risa? ¿Acaso mi nombre te es gracioso?

-No. No lo es, solo que buscaba a alguien en este sitio que tuviese tus iniciales: B.S. Dime, ¿hay alguno más que tenga esas iniciales?-Blake niega con la cabeza. Sabe que no hay nadie con esas iniciales en toda la maldita isla. A lo que el fantasma, vuelve a reír. Regresa su sonrisa macabra.-Al fin. Sólo tardé poco… Me alegra que seas tú. Mejor elegido para esto que un crío que huye de los fantasmas…-Blake frunce el ceño y le asesta un puñete en su cara. El espectro, se toca la nariz y la tuerce para acomodarla. Mete su mano en la túnica y saca el mismo sobre que le exigió, antes, por entregar. Agacha la cabeza al extender el brazo con el sobre frente a él. Blake inseguro, coge la carta. El otro, sube la cabeza y le hace una reverencia-Me llamo Heinrich Tacker. Sombra de primer nivel, y estoy obligado a servir al sucesor de mi señor, que es quien recibe la carta negra… -Se endereza y sonríe de nuevo.-¿Qué espera? Abra el sobre y lea la carta… -Blake obedece con cierto recelo. Desdobla la carta, pero antes de leerla, pregunta:

-¿Quién le envía?-Heinrich no contesta sólo le mira sonriente.-Mire: no le conozco, ni a usted ni a su amo, pero sé que me ha fastidiado toda la maldita mañana. Todo para darme esta carta que tal vez es un error y no sea para mí…

-Tranquilo. Sólo lea el saludo y sus dudas se irán…-Blake asiente con la cabeza y empieza a leer:

“Más Allá, 13 de Enero

Blake Samaria
Marea Roja y Negra
E.S.M.

            Mi muy querido Blake:…”

Un vuelco al corazón del joven pelinegro: al final la carta sí era para él… Continúa leyendo sin despegar la mirada de esa hoja de papel negro que al paso de sus ojos, surgían las letras tan claras y brillantes que se leían aún en la oscuridad. Sin saberlo, muchas cosas cambian a su alrededor: el cielo se oscurece por unas nubes totalmente negras, acompañadas de rayos y truenos… Y sombras tenebrosas salen de la tierra, de las paredes de los panteones, los crucifijos se resquebrajan... Heinrich sólo da vueltas como si bailase, riendo con regocijo y tarareando... Algo le dice que deje de leer, pero quiere seguir, y al llegar al final, esa frase que retendrá en su memoria por el resto de su vida: “Desde el momento que has leído esta carta, aceptaste ser mi sucesor, la próxima muerte.”

Sube la cabeza y ve un panorama distinto: una alargada calle, que se extiende a lo lejos, repleta de sombras que toman diferentes formas... Todos los que están ahí son fantasmas y todos ellos están arrodillándose ante Blake. Siente que su espalda le pesa y cae de rodillas, su sombra se separa de su cuerpo y se dirige a la espalda, y luego... Un intenso dolor peor que cualquier calambre o dolor de cabeza: siente que sus huesos de la espalda se alargan, tiene deseos de gritar, pero no sale nada de su boca, sólo cierra los ojos y reza que eso acabe. Cae al suelo que es igual de frío como el aire y respira hondo... Tiene la sensación de que le crecen alas por su espalda... El dolor como vino, se acabó y se incorporó de inmediato...

Desde el punto de vista de Heinrich, la sombra de Blake dio un rodeo por sus piernas, subió por cadera, y se introdujo en sus hombros. Y alargándose como ramas, tomaron una forma que ni Blake descubriría si no viese ahora su sombra que regresaba a su logar correspondiente: unas alas con plumas de color negro. Eran casi dos metros desde el inicio de la sombra hasta la última pluma.

En el Mundo Muerto era tradición que, el sucesor de la muerte, adquiriera las alas de uno u otro modo, y en el caso de Blake, por su sombra (algo muy gracioso para el fantasma). Después de todo, la muerte tiene su misterio y uno de ellos, sea el uso de alas.

El joven solo cierra los ojos, rezando que sólo fuera un sueño. Cuenta cuatro veces y al abrirlos, está de regreso en el lago. Se toca la espalda, y no tiene alas. Observa el suelo y ve varias plumas negras a su alrededor.




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Carta 6: El sujeto detrás de una herida.

Aún le falta mucho para llegar a la casa, pero sigue corriendo sin parar. Escucha pasos ajenos a los suyos y que están lanzando algo pesado, tropieza y cae en el suelo. Aunque se incorpora, Johan siente algo tibio correr por su pierna: se cortó al caer sobre una piedra. Y la diferencia es que: ese corte, insignificante para unos para él es una preocupación bien grande… Sumando que no ha tomado su medicina aún, sólo le queda morir en donde está, o seguir caminando.

Aunque sabe que el precio a pagar es alto: Johan, sufre de hemofilia. Una enfermedad que causa un derramamiento masivo. Y entonces, un corte pequeño, puede ser su sentencia de muerte. Contando el tiempo desde que se cortó, le queda poco antes de desmayarse.

No puede dejar de pensar en su hermano. Su encuentro con el fantasma, la persecución en Marea Negra, el sobre negro que mencionó y ahora, que el lago se lo tragó junto con el joven que le salvó. Llega a una casa de color negro, camina por el enorme jardín y no ve a nadie. Grita pidiendo ayuda, por su hermano antes de perder el conocimiento por la pérdida de sangre. De nada sirvió que hiciera un vendaje, que hiciera un torniquete, al final se desplomó. Lo último que vio antes de cerrar los ojos, fue una sombra. Detrás de su ama de llaves que estaba corriendo hacia él, un sujeto con una máscara de gas, gabardina y sin párpados, le mira fijamente. Una extraña sensación de temor le invade mientras dice: Blake…

En el lago, Blake camina algo desorientado, no sabe o no quiere saber qué pasó. Es muy extraño… Su corazón se aceleraba a medida que leía. Las letras brillaban al compás de sus ojos, y encima de todo había como dos o tres hojas en una… Letra escrita sobre letra, unas cubriendo otras… Su mano arruga ese pedazo de papel que aún tiene en la mano. Hay algo más en la carta negra que Blake recibió, piensa que son consejos, o alguna amenaza. Todo un mar de ideas corren por su mente. Las sacude al menear la cabeza, primero, quiere saber qué sucedió con su hermano… Johan no podrá resistir si se cortó, aunque sabe que Heinrich le sacó a tiempo, un presentimiento le invade: de que su hermano está en problemas…

Así que mira al individuo que se llama Heinrich y sin miramientos le pregunta:

-¿Puedes llevarme con mi hermano? Siento en los huesos que algo anda mal…-Heinrich niega con la cabeza y le señala unos arbustos.-No me importa si quieres ir al baño…. Llévame con Johan…

-Eso por ahora no es posible… Tiene que ocultarse. Nos siguen…

-¿Qué me preocupe si alguien nos sigue?-Ya perdió la paciencia, Blake da la vuelta y corre. Su hermano es más importante que alguien espiando.

Se voltea y ve que su nuevo amo corre. Sabe que su deber es protegerlo, pero no entiende por qué no quiere colaborar. Se desvanece, y reaparece detrás de Blake. Le llama, pero el otro no escucha. Así se la pasa por buen rato. Molesto por su actitud, atraviesa a Blake como si este fuera aire y se pone delante de él. El chico se detiene y toma una gran bocanada. Momento que aprovecha Heinrich para hablar:

-No es un vivo el que nos sigue… Es un monstruo… Un fantasma que vive entre los vivos, tenemos que ser cuidadosos y su actitud actual, hará su trabajo de hallarle más fácil…-Blake le ignora y se agacha, tienta en el suelo una mancha roja. La olfatea y la prueba, abre los ojos como platos y corre a toda velocidad. –¡Oiga! ¡Mi señor! ¡Deténgase! –Blake exasperado por que el otro le impide seguir, coge un poco de otra mancha roja en un árbol, camina hacia él y se la frota en la cara. De inmediato, Heinrich escupe el líquido y se limpia. Ese olor lo olía cuando estaba vivo, le recuerda el campo de batalla. Uniformes azules manchados, de la sangre de los combatientes. Las manchas eran de sangre. Y por el olor de ella, era la de un niño asustado. Alguien con el mismo aroma de Blake. Eso significaba… Que el hermano de Blake se desangraba. Ya entendió la situación: ese monstruo, hirió al gemelo de Blake que en el camino se desangró sin parar. Coge un palo de madera caído, lo sujeta por el hombro obligándolo a caminar hacia la sombra de un árbol cercano-Si seguimos así, tal vez su hermano se una a los muertos. A mí me da igual, pero a usted al parecer le importa más que su hermano se desangre que el “Hombre de la bolsa” le dé caza… Yo tengo que complacerle, así que quédese quieto aquí y no se mueva hasta trazar el círculo…-Blake insiste que no puede quedarse quieto con su hermano enfermo decayendo… Heinrich traza un círculo alrededor de Blake. Cerrándolo con ambos dentro.

Una ráfaga negra proveniente de las líneas trazadas les envuelve por completo. Están en un remolino de sombras, Heinrich le cubre los ojos a Blake quien ha quedado paralizado. Luego de unos segundos, lo suelta para que corra hacia la ambulancia que se lleva a su hermano. Mira a su alrededor y ve al hombre en gabardina. Heinrich corre hacia Blake, y se desvanece. Blake sube en la ambulancia y en su sombra, Heinrich también. 

En el trayecto, Heinrich cierra la ventana que usa el paramédico para ver y toma forma sólida. Blake le mira y no le dice nada. Mira a su hermano que está conectado a una mascarilla de oxígeno, y una bolsa con medicina. Al igual que a una máquina que leía los latidos de su hermano. Recuesta su cabeza en el regazo de Johan y mientras las lágrimas salen de sus ojos, dice entre gemidos:

-Tú… p-pedazo de idio-ta, nunc-ca te cuidas… Si te hubieses calmado y caminado o solamente quedarte ahí, no estarías aquí… Zoque-te de po...-Una mano le acaricia la cabeza, es fría pero a la vez cálida. Alza la cabeza y los ojos azules de Johan le observan sonrientes. Ambos se sonríen por un rato. Y al tomar la ambulancia una curva, Johan le pega en la cabeza y ríe. Blake se soba el golpe y grita molesto:-¿Por qué hiciste eso? Imbécil, si te ibas a poner así, me hubiese quedado en casa…

-No es eso-Johan mira por detrás del hombro de Blake y nota que Heinrich está atravesando las gavetas del botiquín.-Es que, me preocupé… No lo viste, pero una sombra estaba detrás de ti en el lago. No corrí porque te hundiste. Si no, porque algo te arrastró hacia el fondo sin tú darte cuenta…

-¿Lo viste también?-Heinrich deja de hurgar en el botiquín y se sienta sobre Johan. Como es un fantasma, flota sobre el chico. – Me refiero, si viste la forma exacta de la sombra…

-¿Te refieres al hombre en gabardina y máscara?-Johan abre más los ojos y arruga la frente en señal de enfado- Ya lo había visto antes, en el bosque, ese sujeto me seguía entre las sombras. Y frente al sendero de la mente, arrojó una piedra que me cortó la rodilla. Por eso caí. Al inicio pensé que era mi imaginación, pero escuchaba sus pasos detrás de mí. Aunque sangraba, arrojaba chorros de sangre a las intersecciones para confundirlo, lo logré a la cuarta intersección, pero me encontró. Antes de desmayarme en la casa, estaba detrás de la señora Demoli, mirándome con esos ojos aterradores… Aunque no recuerdo de dónde, pero lo ví antes del bosque, tiempo atrás…

-¿A quién?-Blake no comprende qué está hablando Johan con Heinrich y le molesta no estar incluido en la conversación. –De quién estás hablando, Johan… ¿No será eso que dijiste que nos seguía, Heinrich?-éste asiente con lentitud. Y abre los ojos que brillan con furia.

-Así es, como le dije en el bosque, no es cualquier ente el que te persigue, es uno que se alimenta del miedo de los niños inocentes, e incluso de los adultos si es el caso… Es al igual que yo, un fantasma que toma la apariencia de tus temores y se alimenta de ellos. Es obvio que prefirió seguir a su hermano antes. El temor al desangre es algo que todo hemofílico tiene, pero me imagino que se llevó una sorpresa, le apuesto que Johan le hizo frente a su temor y por eso le dio el privilegio de verse ambos frente a frente…

-¿Qué quieres decir?-Johan mira al fantasma que mira a su alrededor antes de contestar:

-Estoy hablando del fantasma que ni la muerte puede controlar, además que es prohibido decir su nombre cuando estás entre fantasmas… Éste en específico, se muestra tal cual realmente es a las personas que logran de alguna forma encararlo… El monstruo que aparece bajo las camas por las noches asechando…

Blake y Johan se miran entre ambos, tiemblan los dos por igual, ya saben de quién se trata… Pero Heinrich lo dice en voz alta:

-Es el Boogeyman… Y al parecer no le dejará en paz hasta que lo elimine…



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Carta 7: Un encuentro con la muerte

Luego que Heinrich revelase el nombre del ser que atacó a Johan, los tres se quedaron en silencio el resto del trayecto hacia el hospital. Al llegar, los doctores se llevan a Johan a la sala de urgencias… Blake camina junto a la camilla hasta la puerta de la sala. Una enfermera le impide continuar y le ordena que se siente a esperar… Blake se sienta con el corazón palpitando, no es la primera vez que su hermano entra a esa sala… Pero, antes era por seguimiento, no por desastre… Se queda pensando en su hermano sin percatarse de lo que sucedía en ese momento.

Las luces del pasillo parpadeaban, el calor sofocante de medio día fue remplazado por un frío que hacía salir vaho por la boca de la gente. Todos miraban alrededor sin saber qué pasaba. El doctor más cercano al medidor de temperatura llama a los de mantenimiento… Una voz susurra en el oído de Blake, es la misma voz de su acompañante fantasmal. Blake regresa a la realidad y observa que Heinrich no entró con ellos al hospital, no en forma corpórea, sino en su sombra. Inhala hondo y exhala vaho, mira la sombra que sale de la pared y se sienta a su lado.

-Si crees que puedes asustarme, te equivocas… Ya sé que los muertos no pueden venir a un hospital, a menos que hayan muerto en uno… Y para otra, pide permiso si coges mi sombra…

-¿Cómo sabías que la cogí?-Heinrich ahora era una sombra, tenía la misma forma que Blake, pero no se veía su rostro -Lo normal es que un Sombra no sea detectado, a menos que seas peor que sensible… O que ya estés muerto.

-Mira, si vienes con tus idioteces, vete a otro lado… No me interesa saber que las sombras son muertos o zombis o cosas así. Quiero es saber cómo está Johan, me preocupa…

-¿Le puedo preguntar algo?-Blake molesto mira a la puerta de urgencia.

-¿Qué?-pregunta con tono indiferente.

-¿Si le hago el favor de saber cómo está su hermano, estará más tranquilo?-Blake se levanta, le agarra por lo que parece ser la camisa y lo zarandea con furia.

-¡Y POR QUÉ NO HICISTE ESO DESDE UN PRINCIPIO! ¿¡Llevo una maldita hora preocupado, y hasta ahora te da la gana de decir eso!?-los doctores, enfermeras y pacientes que estaban pasando en ese justo momento, observan al joven agarrando algo invisible y hablando solo. Blake suelta a Heinrich, y colorado siente como veinte pares de ojos posados sobre él. Mira a la gente y se disculpa con la excusa que estaba hablando con alguien en  manos libres (auriculares para móvil) y que esa otra persona le estaba colmando la paciencia así que gritó. La gente deja de mirarle y siguen con lo suyo. Heinrich sujeta a Blake por el brazo y lo arrastra a un pasillo sin gente. Luchando por soltarse, escucha que le llaman: es el médico. El chico se suelta de Heinrich y le dice que por favor vaya a ver a su hermano mientras hablaba con el doctor…

Heinrich sin decir más se separa de la sombra de Blake, ahora parece una masa oscura amorfa y flota directamente hacia la puerta de urgencias. Por donde va, las luces parpadean y al atravesar la puerta, los aparatos medidores enloquecieron por unos segundos. Busca por toda la sala a Johan, pero no lo encuentra. Llega al final y solo ve una puerta de metal. La inscripción encima el portón, decía “SALA DE RECUPERACIÓN”. Sin tener que atravesar la puerta vio claramente a Johan. Un doctor estaba hablando con él muy seriamente.
Atraviesa la puerta y con cuidado de no ser visto, se vuelve la sombra de Johan. Espiando la conversación entiende por qué Blake actuó así en el lago:

-…A ver, por lo que tengo aquí, -revisa papeles en un sujetador-usted padece de hemofilia tipo B, ¿correcto?

-Sí señor…-Johan mira a un lado y sin decir nada, arroja su vaso de agua a su sombra, que se estremece y desvanece, el doctor en ese momento estaba hablando con una enfermera sobre una inyección y no se percata de nada. Johan se recuesta y pone la cara contra la pared, y entre susurros pregunta:-¿Qué quieres, muerto?-lo dice con un tono amargo- ¿Te mandó Blake?

-Sí-respondió Heinrich que estaba bajo la cama de hospital flotando y frotando su mano derecha que estaba amoratada-¿Cómo sabías que me afecta el agua?-Johan ríe en voz baja y no contesta. Llega el doctor de nuevo con una inyección de aguja enorme… Heinrich que nada más vio el tamaño de la aguja alerta a Johan, quien no se mueve. Atraviesa la cama justo cuando ve que introduce esa enorme aguja en su cuello. Johan cierra los ojos y aprieta los dientes para no gritar. El esfuerzo que hace asombra al fantasma, sujeta su mano para apoyarle…

Un grito se escucha por todo el hospital, Blake deja de conversar con el médico, cree reconocer de quién es el grito y entra a urgencias. Los paramédicos le impiden el paso de nuevo, pero los evade y sigue corriendo. Las luces de la sala parpadean a cada paso que da Blake. Cientos de sombras aparecen desde la puerta principal, son todas deformes. De ellas surgen lo que pareciesen manos cubriendo cada lámpara del lugar, incluso apagaban los mecheros de bolsillo. Ve que nadie se percata de lo que está pasando, el paramédico que le sujetaba mueve los brazos murmurando algo que Blake no podía escuchar, pero se le ve al hombre algo asustado. Los brazos del paramédico atravesaban su cuerpo, eso significaba que…          

Blake se levanta y curioso, atraviesa la cabeza del hombre que no parece darse cuenta de nada. Regresa el grito que surge del salón de rehabilitación y entra. Observa que el doctor mantiene la inyección en el cuello de Johan quien permanece recostado, mirando a la pared. Heinrich mantiene su mano apretada a la de su hermano, con gesto de preocupación. Se acerca a Johan y le acaricia el cabello. El grito regresa, están en la misma habitación. Da la vuelta y ve un borde negro salir de la sala, por una puerta negra que nunca había visto en esa sala. Se acerca a Heinrich y le susurra algo al oído, y sigue lo que parece ser una persona… Apenas sale, todos vuelven a moverse con velocidad normal.

El doctor retira la aguja del cuello de Johan, quien sigue apretando la mano del difunto, y le indica que no se mueva hasta que pasen las tres horas. Se retira cerrando las cortinas. El fantasma sale de su escondite y aparece sólido. Se sienta al lado de Johan, el chico que hizo tanto esfuerzo para no gritar. Está temblando el jovencito, y no abre los ojos todavía. Heinrich ahora comprende la preocupación de Blake por su hermano. El problema que ahora tiene, está consumiendo la vida del único pariente que él conoce de su señor. No sabe de adónde, pero creyó haber escuchado la voz de Blake hace un rato. Si mal no recuerda, era cuando el doctor retiraba la aguja: “Por favor, en mi ausencia, cuida de mi hermano. No sé por qué, pero siento que alguien desea hablar conmigo. Y no puedo negarme, es como un impulso…”

-Muerto… ¿Sabes dónde está Blake?-Heinrich mira molesto a un Johan que da la vuelta y se recuesta de nuevo ahora con cara al fantasma.-Me pareció que te decía algo enantes…

-¿Cuándo te di permiso para decirme muerto, eh? Soy fantasma, no muerto a secas. Y me llamo Heinrich, vale, desangrado…Y no deberías moverte mucho-Johan sonríe y ríe un poco. Pensar que un fantasma está preocupado por él es algo de qué reírse.

-Bueno, si soy desangrado, eres un Oogie Boogie, jejejejeje-Heinrich tiene ahora la cara roja, y se sienta dándole la espalda. Johan ríe bajo nuevamente y luego tose…

El pasillo antes concurrido por las enfermeras y pacientes, ahora parece vacío. No hay ni un ser viviente cerca, solo Blake y el sujeto de la capa negra. Los pasos de él y del sujeto suenan fuertes aun estando lejos uno del otro. En una intersección, deja de escuchar los pasos de la otra persona. Pero ahora siente un frío atroz, peor que emanado por Heinrich cuando aparece. Otras pisadas se escuchan, suaves y rítmicos detrás de él, acompañados de risas infantiles. El chico voltea y no ve a nadie. De pronto, las luces del pasillo, que todo el rato parpadeaban, ahora estallan justo encima de él y en todo el camino, dejándolo a oscuras. Evadió los vidrios de a poco, pero ahora no veía nada. Quieto en la encrucijada, espera atento otro sonido, no hay nada y así espera lo que parecieron minutos, hasta que los pasos regresaron, secos y lentos como antes. Blake abre los ojos y ve a un sujeto con capucha negra frente a él. Que sonríe y le pone la mano en el hombro. De tanto que hace eso Heinrich, golpea la mano que lo suelta, una seca risa que proviene de ese hombre, le parece familiar…







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Carta 8: Las reglas del guadañero



-Tal vez no me recuerdes, de las tantas veces que nos hemos visto, recuerdo hasta tu nombre.- comienza el sujeto encapuchado que está frente a Blake. Ahora mismo estoy peor que ocupado, pero heme aquí hablando contigo. Así que por favor no me interrumpas hasta que te dé permiso de hacerlo…



-¿Por qué me persigue?-interrumpe Blake quien observa su alrededor por si hay alguna persona no deseada. Regresa su vista al hombre que resulta no estar ahí.



-¿Porqué crees tú que yo perdería mi tiempo con un mocoso como tú?- aparece al fondo del pasillo frente a él. Blake le sigue. El sujeto suelta una risa un poco escalofriante que le hiela los pulmones al chico. Se parcata que el encapuchado no está en el pasillo.



-Bueno, ¿quién pondría a un cuento de terror que se cuenta en Halloween a perseguirme?- ya está cansado de seguirle: aparece en otro lado cuando parece haberlo alcanzado. Poco a poco se ilumina el pasillo de nuevo y demuestra que no está tan lejos de la sala de recuperación.

-Yo no envié a ese fantasmucho por ti. Eres demasiado valioso como para darme el lujo de que fallecieras. -Da una vuelta entera y le encuentra entrando en otro pasillo oscuro, caminan ambos por un rato. Blake cabizbajo piensa qué puede preguntarle, hay tanto qué decir, desde insultos hasta ideas alocadas. Pero, si éste vino ha de ser… No se da cuenta que el guadañero está frente a él.

-Tranquilo, no vine para llevarme a tu enfermizo hermanito. Aún no es su tiempo… -Blake salta de la sorpresa (el guadañero se acerca demasiado a su cara, pero aunque no se logra aun divisar su rostro, la sonrisa macabra que tiene lo asusta un poco)- Pero vengo por una hermosa niña que está en sus últimos minutos… Al menos deberías agradecerme por no adelantarme con ambos.-Detienen su marcha un rato para que Blake respire un poco.- Sé que tienes muchas preguntas sobre mi correspondencia, pero eso puede esperar. – Blake levanta la cabeza hacia el sujeto que, entra en una habitación donde está una niña con su madre dormidas. Lo sigue para verle sentado junto a la mujer, observando a la niña. La pequeña está recostada en la cama de hospital conectada a una venoclisis y muchas máquinas que leen sus ritmos cardiacos.

El encapuchado acaricia el rostro de la pequeña y luego desconecta uno a uno los cables de las máquinas. Sin ver que el chico entró prosigue:

-Aunque recalco lo que te dije: No soy yo quien te sigue, es el sujeto que hirió a tu hermano, el hombre del saco. Mi asunto ahora es más importante que un caprichoso rebelde… ¿Pero dónde están mis modales? –Hace un ademán con el brazo y surge una silla al otro lado de la cama.-Siéntate por favor.-Blake receloso lo hace, sin dejar de mirar a ese extraño sujeto que no deja de acariciar a la niña

 Desconecta el último cable que conecta a la niña con el cardiógrafo. Un sonido de “beeeeeeeep” ahora se escucha el hombre ignora esto mientras saca algo de su bolsillo:
-Rachel Santoyal, 8 años. Sufre de leucemia y entró en estado terminal hace unos meses. Sus padres no tienen suficiente dinero para seguir manteniéndola aquí. Pero al menos no tendrán que cargar con la niña enferma. Mira cómo sufre su madre, no ha podido dormir en semanas por culpa de esta pequeña. Tal vez sería mejor si detengo el sufrimiento de todos ellos con solo llevarme el alma de esta niña. Bien,-saca una daga pequeña que utiliza, para cortar el cuello de la niña.-hay que erradicar la razón de su sufrimiento, ¿no lo crees?-acerca el cuchillo al delgado cuello de la niña.

Blake tiembla un poco a medida que el sujeto hunde más el cuchillo en la pequeña. Cierra los ojos y de lo más profundo de su memoria aparece un bosque en llamas, cadáveres calcinados de los animales que no pudieron salvarse y de último, observa una granja conocida que comienza a derrumbarse. Escucha gritos desgarradores provenientes del edificio y uno es perteneciente a alguien especial para él. Y cuando corre hacia allá, un tronco que ha comenzado a quemarse cae sobre él. Abre los ojos y siente un escozor terrible en ambas manos. Una se siente caliente y la otra muy fría.

Se levanta y de un porrazo arranca la daga del sujeto, cuando termina de cortar el cuello de la niña. El hombre sonriente señala con un dedo largo y lleno de cicatrices, que observe algo: la niña atravesaba su propio cuerpo y se ponía de pie, ahora flotaba y bailaba contenta como si nunca hubiera estado enferma.

No entiende nada, sólo sabe que el cuchillo no tiene sangre, y que hay dos niñas en la habitación donde había una. Luego mira a la niña en la cama. Tenía unos números en color rojo sangre sobre la cabeza: 0-0-0-0-0-0.

-Me imagino que ya estás tan acostumbrado que te da igual verlos. –Sonríe el sujeto mientras entrelaza sus dedos y apoya su barbilla en ellos. – Si bien no te lo expliqué antes, esos números en rojo son su conteo de vida, los años, meses días, horas, minutos y segundos que le quedan por vivir y dependiendo de sus acciones, puede aletargarse su final o adelantarse. Solo la muerte los puede ver, aunque tú de por sí eres toda una excepción. Cuando un conteo llega a cero, mi labor es separar el alma del cuerpo y llevarla al más allá. Y como mi sucesor, también tienes esa habilidad. Espero que le des buen uso mientras tanto, aunque no tienes autoridad todavía para separar las almas de sus cuerpos. Solo la tendrás el día que me retire.

-¿Quiere decir que puedo verlas en personas vivientes también?-Blake ve a la niña flotante bailar sin parar, en silencio. Le recuerda a su hermano, si es cierto que puede verlas, tal vez sepa cuánto tiempo tiene para salvar a Johan o hacer algo por su tío.- Entonces, podré ayudarles… -una mano sujeta su barbilla y lo hace voltear a su izquierda. El encapuchado mantiene esa horrenda sonrisa que le produce más rabia que la hecha por ese Heinrich.

-Sí. Pero no para lo que piensas. Te diré tres reglas que debemos como muerte, obedecer al pie de la letra, y digo nosotros porque serás quien me suplante. Así que ahora son también tus reglas:

-Primero, la muerte no debe tener vínculos con mortales y no se aparece frente a ningún ser humano vivo a menos que sea para llevárselos o en tu caso, evadirla.-pone un dejo de amargura en eso último- aunque te sugiero que evites a los animales domésticos porque ellos sienten nuestra presencia y no dudarán en defender a sus amos y se levanta del asiento.

-Segundo, ningún vivo o muerto debe saber tu identidad. Si se enterasen de tan siquiera tu nombre ni a tu familia dejarían en paz. Rachel, nos vamos.-la niña ahora como un fantasma de traje blanco se acerca a la señora y le da un beso en su mejilla. Regresa con el encapuchado y le sujeta la mano.- Y tercero y la más importante de todas las reglas: La muerte no puede y no debe interferir con el destino de una persona… Al ser uno la muerte, no puede ayudar a que alguien siga con vida.-Blake abre más sus ojos azules que comienzan a aguarse.-Si sigues estas tres simples y complicadas reglas, serás un aprendiz excelente. Pero sobre el asunto del Boogeyman, enviaré a mi ayudante con el ideal de entrenarte. No permitiré que mi sucesor quede como un chiquillo llorón meses antes de mi retiro. Porfavor, no me dejes en ridículo, eso es todo lo que pido.

Blake cierra el puño y se levanta. El encapuchado abre la puerta de la habitación que comienza a emitir un resplandor dorado. Es tan brillante que ciega a Blake por un instante. Abre los ojos y la puerta se cierra dejando detrás varias plumas negras frente a ella.



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Carta 9- Saludo 1: No quiero morir aún…


-La muerte no debe interferir… No puede ayudar a que alguien siga… con vida.-Esas palabras golpearon fuerte a Blake quien camina por el pasillo ahora lleno de enfermeras, paramédicos y doctores: cuando la Muerte se desapareció con la niña por la puerta, lo dejó en la habitación con la madre y el cadáver. Salió justo a tiempo antes que la mujer despertase.

Apenas se percató de que el cardiograma pitaba y no despertaba su niña comenzó a gritar como histérica suplicando a la hija que solo se tratase de una broma, los médicos llegaron cinco segundos luego de que él estuviera lo suficientemente lejos. Permanece quieto observando la escena, sobre todo esos números moviéndose sobre cada uno de los médicos y en la señora que lloraba fuera del cuarto. Intentan resucitar a la niña, pero sus números se han desvanecido. Tratan por buen rato; al final, cubrieron su cuerpecito con una sábana blanca y dieron muchas condolencias a su madre.

No obstante, siendo esto algo extraño, no era la primera vez que veía ese conteo:

… Marea Negra, hace ocho años atrás, estaba jugando con su hermano y su tío Thomas en el río que separaba Marea Negra de Marea Roja. Era costumbre de los tres pasear a orillas del río en la bicicleta de su tío. Los tres se divertían muchísimo, eso cuando Thomas tenía quince años. Se bajaban cerca de un árbol a merendar, esa era la gran vida para ambos niños. No se preocupaban de nada, y nadie de ellos…

Los padres de Blake y Johan siempre estaban viajando, así que los dejaban con sus abuelos y por consiguiente, al hermano menor de su padre. Thomas Samaria era para los dos pequeños el mejor tío del mundo, su cabello castaño claro, siempre lo peinaba excepto su galluza partida en dos. Sus ojos anaranjados, recordaban a las calabazas en Halloween. Y siempre sonreía, nunca se veía preocupado ni los problemas se todos los días lo ponían triste.

Ese día en específico, había una celebración especial: la graduación del tío Tom. Ocurriría en el gimnasio del colegio, aunque fueran todos sus amigos, no irían sus padres. Por eso no quiso ir, su excusa era: “Hay cosas más importantes que un papel que dice que te graduaste. Y además, sería el único que no va con sus padres.”

Cortaban una enorme tarta de napolitano y la comían hasta hartarse. Las risas no se apartaban de sus bocas, ni aun cuando un olor a madera quemada se alzaba en el aire. Al inicio pensaron que alguien hacía una fogata, pero luego comenzaron a oírse ruidos extraños que parecían gritos amortiguados. Tom deja de reír y le pide a los niños que fuesen lo más rápido posible hacia la casa. Se levanta y corre en dirección del humo.

Siendo todavía un niño era sensible a ciertos acontecimientos que no eran normales… Blake le pide a Johan que vaya a la casa y no saliera. El niño asiente, coge su triciclo y avanza rápido en dirección contraria a la del humo. Blake en cambio corre hacia donde está su tío. Para él era muy pero que muy raro que tío Tom se pusiera serio, eso significaba que algo malo estaba pasando. El olor llega más fuerte a su nariz, y un calor abrasador golpea su cara antes de presenciar el origen de semejante humo: la granja de los O’Hara estaba en llamas. Los gritos provienen del interior y desgarraban el cielo.

Otros niños hubieran mojado sus pantalones. Pero a Blake solo le importaba que tío Tom saliera rápido de ahí. Corre un poco más y se detiene al oír un crujido a su derecha. Gira la cabeza, se acerca un tronco en llamas que lo embiste y cae sobre él. No se puede levantar, por el peso encima. Aunque gracias al cielo cayó en un hueco hecho de roca porque el peso del tronco lo hubiese matado de un instante. Puede mover sus piernas, intenta salir por debajo, usa las manos para empujar, pero eso no cede. Grita por ayuda unos segundos y continúa intentando. Abre los ojos como platos al ver que el fuego en el tronco se esparcía hasta donde él estaba atorado. Con ocho añitos, sabe bien que debe salir cuanto antes o no acabará la tarta de napolitano con Johan y tío Tom.

El fuego del más intenso rojo está cercano a sus piernas. Las flamas lamen sus botas y una sensación de terror absoluto recorre hasta la última fibra de su ser, cuando las botas de caucho se derriten sobre sus pies y se adhieren como cera caliente a su piel. Grita con más fuerza sobrepasando los gritos de los O’ Hara, pero nadie lo escucha. Ahora no eran solo sus pies, eran sus piernas y se acerca el fuego hacia su torso. Si el dolor era horrible, ese momento parecía el infierno y el fin de su corta vida…

Entre todo ese mar de ideas, una mano acaricia su cabeza. Mira hacia arriba y un hombre encapuchado le observa sonriente. Ve que saca un cuchillo y que lo lleva a su cuello. Blake le sonríe a pesar del dolor corporal y sujeta el brazo del hombre con un tembloroso brazo mientras dice:

-No pienso morir aún, tengo que vivir por mi familia, no porque esté así significa que has ganado. Ya verás que saldré y no podrás hacer nada para evitarlo.

Mueve sus piernas que siguen ardiendo, ya no le importa el dolor y con fuerza sobrehumana se impulsa por debajo del tronco. Solo con sus brazos saca sus piernas y logra salir de su apresamiento. Pero el fuego que quemaba sus piernas ahora se extendió con libertad a las caderas y a un brazo. Todo le daba vueltas, pero concentraba su mirada en el sujeto que intentaba de nuevo apuñalarlo. Con la mano que le quedaba detiene de nuevo al sujeto. Una mano está quemada y otra se congeló con solo tocar la mano de ese hombre. Logra a incorporarse a pesar que muchas de sus heridas están a carne viva, sumando que tiene caucho derretido en sus pies. El dolor ahora viene en oleadas con una intensidad terrible. Ahora usa ambas manos y con un movimiento que le enseñaron en el curso de karate arroja el arma por los aires. El contacto con el encapuchado apagó el fuego en un instante como si fuera magia.

Pero el hombre sigue sonriendo. El cuchillo flota hacia su tío Tom quien sale del fuego de la granja cargando a dos niñas. Blake intenta caminar pero cae del dolor. Grita a su tío que se agache pero el arma cambia su trayectoria y le corta la garganta a una de las niñas para luego desvanecerse. Una versión de la niña en forma transparente sale de su cuerpo y vuela por los aires sin que Tom y su hermana se percaten. Alza la vista y el hombre reaparece con una enorme guadaña en la mano, se agacha sobre él y le susurra algo al oído. El niño abre bien los ojos escuchando atentamente lo que dice el sujeto. No comprende nada de lo que dijo, porque habló en otro idioma. Mientras miraba a su tío recostar a ambas niñas, unas letras en color rojo sangre surgían de la nada sobre las cabezas de su tío Tom y de la niña que seguía con vida. Como era pequeño, no reconocía ese número tan grande, pero observaba que el número se reducía velozmente. El hombre termina y se incorpora:

-Pequeño, ya nos veremos las caras de nuevo. –dice con un dejo de amargura y frialdad-Y espero tener el grato gusto de escoltarte al más allá. Pero ten en claro esto: te buscaré cuando menos lo imaginas, te encontraré donde quiera que te escondas y te haré saber que con la muerte no se juega. –Sonríe con malicia- Aunque si no te gusta esa opción, espera mi correspondencia y luego tú castigo…-Se desvanece ante los ojos de Blake que comienzan a ver borroso. El dolor que ha soportado físicamente el niño es demasiado para seguir despierto. Lentamente cierra los ojos, lo último que ve antes de desmayarse, es el rostro de la niña que está viva…

Despierta agitado en una silla de hospital, mira a su alrededor y está en una habitación de color blanco junto a una cama de hospital donde un chico idéntico a él duerme plácidamente. Sobre su cabeza un fantasma con gabardina flota en silencio. Todo fue solo un sueño, pero era tan real… Mira su mano derecha que está repleta de cicatrices y su izquierda que tiene un color ligeramente azulado y que sigue igual de fría. Sonríe un poco al percatarse de que no fue un sueño, fue un recuerdo. Se levanta y respira hondo. Luego sale de la habitación por una bebida. La sensación de que se quemaba sus piernas nuevamente era algo que ni quería vivir de nuevo.

Luego de ese incidente, veía el conteo sobre la cabeza de todos los que pasaban cerca de él. Aunque al inicio fue un trauma, al pasar los años se volvió costumbre ver esos conteos una y otra vez. Había veces que recordaba que no eran su imaginación, pero aquella vez que vio por primera vez a la Muerte en persona quedó grabada en lo más profundo de su mente.  Por más que intentaba ignorar ese recuerdo, este le perseguía tal como le prometió la muerte...



Ahora, las continuaciones de las  cartas que siguen, a medida que sube otras entradas, así serán los enlaces:

Carta 10 al 15

Cartas 16 a 19

Cartas 20 a 25

Cartas 26 a 30

9 comentarios:

  1. wao que final cuando saldra la proxima carta

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    1. Gracias por el comentario... Y sobre la próxima carta... Ya casi la termino... Para el domingo o el lunes la subo...

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    1. Tu espera se acabó... Sexto y séptimo capítulo en línea...

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  3. Ohhhh He quedado impresionada Dan. La forma en que narras la historia, la riqueza léxica... Es impresionante para alguien tan joven como tu. Tienes madera para esto. Ciertamente hay algunos fallos, pero sin duda son menudeces. Debo confesar que la había leído el primer capitulo incompleto, por lo que me imagine algo completamente distinto de la historia. Algo así como una versión oscura de Card Captor Sakura XDDDDDDDDDD. Pero ahora, lo leí con mas calma y detenimiento, y la verdad debo confesarte que es grandiosa. Me leí los 6 capis de tirón. Me recuerda un poco a Kuroshitsuji, salvando las enormes distancias. Es como una producción de Tim Burton( y es que adooorooo sus trabajos) En definitiva una muy grata sorpresa. Superaste mis espectativas. Ya te linkeo desde mi blog ^^.
    Ingrid

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