Hace un tiempo la di de baja, pero para que se quede en eterna espera entre mis archivos, prefiero que se siga leyendo acá. Lo mejor de esta historia, es que me ha permitido desarrollarme como escritora. A futuro, las cartas cambiarán a montón, por lo que cuidado y cuando regresen a leerlo, habrá cambiado el formato, porque pasará; por ahora verán la versión "default" de Black Card.
Saludos a todos, y si les gusta, invito a que dejen su opinión en los comentarios.
Atentamente
Dan Samaria
Black Card to My Heart
Carta 1: El mensajero.
Una
habitación oscura, sin puertas ni ventanas, con una sola chimenea apagada. Todo
está completamente oscuro pues no hay ninguna luz. El silencio es abrumador,
tanto que, lo único haciendo ruido en ese lugar es un antiguo reloj de
pedestal. Su “tic-tac” hacía pensar que alguien estaba caminando con zapatos de
tacón, pero no había nadie.
Así
pasaban las horas en el reloj, al llegar el minutero a las doce en punto, junto
al sonido característico, suena un débil chisporroteo: la chimenea ha sido
encendida; pero no hay nadie cerca. La habitación ahora está algo iluminada, y
se muestra que..., no hay ningún mueble, está vacía, a excepción del reloj y de
una persona encapuchada, que apareció de la nada al mismo tiempo que se
encendía la chimenea, éste se acerca al fuego a la vez que un cuervo del más
profundo negro se posa en su hombro. No se le puede ver el rostro, porque la
capucha negra lo cubre pero se observa que sus manos agarran lo que es una
vieja y desgastada guadaña. La apoya en la chimenea.
Hace
un ademán de irse a sentar, desde su propia sombra surge un sillón de igual
color que su capucha, y se sienta. El cuervo baja del hombro y se posa en el
brazo del sillón. Todo es silencio de nuevo. Sólo se escucha el tic-tac del
reloj y la madera tronando por la chimenea. El sujeto aún no se quita la
capucha, parece estar buscando algo con la mirada. Dirige su rostro hacia el
ave y asiente. A la sombra del fuego, el cuervo toma forma humana. Ahora un
joven rodeando los veinte, de cabello gris y ojos plateados con una capucha
igual de negra está sentado donde antes
se ubicaba el cuervo. Inexpresivo, se levanta y observa al encapuchado sin
decir nada, es el otro quien toma la palabra:
-Heinrich,
estoy cansado...
-¿De
qué, señor?-pregunta el joven sin dejar de observar a su interlocutor-Su
trabajo no es tan fuerte para que se canse tanto; es más a usted no se le
permite que se canse, su labor es muy importante y siempre debe hacerla con
ahínco. Tiene a tantos que imploran su presencia...
-¡Ese
es el punto!-interrumpe el encapuchado golpeando con sus puños los brazos del
sillón sin alterar su indiferente tono de voz-Ya van 999 años, en unos días tendré
mil en esto, y requiero un descanso de todo. No necesito que lo digas, pero lo
voy a “hacer”.-Se levanta y se dirige al fondo de la habitación; el joven que
se llama Heinrich, camina a zancos hacia el sujeto y le dice en voz baja:
-Usted
acordó no volver a “hacerlo”, no hasta luego de sus mil. También le recuerdo
que hizo ya cinto intentos, sería muy peligroso si hace un sexto... Puede que
haya un verdadero problema si se abren todas al mismo tiempo...
-¡Silencio!-el
joven calla, pero su mirada sigue hablando por él a lo que el sujeto
pregunta:-¿Quién es el que lleva la calavera?
-Usted,
mi señor-Heinrich hace una reverencia al sujeto-Pero sólo digo...
-Mira,
si este intento funciona, ¿puedo confiar que le enseñarás bien a mi sucesor?
-¿Perdón,
señor?-pregunta Heinrich con tono sorpresivo.
-Me
refiero: a que si alguien abre esta, ¿lo prepararías para lo que le depara?
Admito que seguiré en esto hasta mi milenio, luego de eso, le dejo todo. Y ya
te dije: confío que tú le guiarás y estarás junto a él hasta el final.
Heinrich
abre los ojos en señal de asombro, tiemblan sus manos al tiempo que se
arrodilla:
-Acepto,
y agradezco su confianza; haré lo que me pide, y le juro que le enseñaré muy
bien a su sucesor. Y si él llegase a aceptar, no le dejaré, no le abandonaré,
ni le traicionaré. Pero, le tengo una última pregunta...
-¿Qué,
Heinrich?-el encapuchado se sienta en un escritorio que surge de la sombra del
joven, no deja de estar su rostro en las sombras.
-Si
llega el momento y decide no aceptar, ¿qué puedo hacer? ¿Aun así le sigo?- el
sujeto asiente mientras busca algo en el escritorio- Si lo desea, le doy una de
mis plumas...- arranca de su espalda lo que parece una pluma de color negro y
se la entrega a su señor.-Y, si las otras se abren, ¿qué hago?
-Impedirlo.
Como no puedes estar allá sin una sombra, requieres que una de ellas se abra.
Si una se abre, lo notarás enseguida. Y si acepta o no, haz que busque las
otras cartas y las destruya. Y para hacerlo más fácil, te abrí el portal al
mundo vivo. Deja la carta en donde los mortales les sea fácil de encontrar. Y
con las iniciales que pondré, caerá rápido.
Coge
la pluma que le dio Heinrich, la pasa por su boca y con ella se corta la
lengua. Heinrich ya está satisfecho, se acerca hasta estar junto al encapuchado
quien escribe sin parar en un pergamino de igual negro. Las letras brillaban a
medida que escribía, y luego se apagaban. Todo es silencio de nuevo; la luz se
apaga, al mismo tiempo que el sujeto escribe. Al terminar, inserta el pergamino
en un sobre (negro), escribe las iniciales “B.S.” y se lo entrega a Heinrich.
Quien regresa a su forma de cuervo y se dirige a la chimenea que se apaga y por
ella, sale a un cielo oscuro y tormentoso, mientras se repite a sí mismo lo
único que pudo leer de la carta:
“DESDE
EL MOMENTO QUE HAS LEÍDO ESTA CARTA, ACEPTASTE SER MI SUCESOR, LA PRÓXIMA
MUERTE”
BLACK CARD TO MY HEART
Carta
2: El tío del farol
Una
ventana surge en la habitación, por ella el encapuchado observa al cuervo
alejarse y entrar en un túnel hecho de remolinos oscuros. Sonríe y da la vuelta
hacia el sillón. Al sentarse, la ventana se desvanece y vuelve la oscuridad a
reinar en el lugar.
“Espero
que llegue al sitio que escogí-pensó mientras observa el techo-. Lo curioso de
ese sitio, es que sólo hay uno con esas iniciales; siempre se burla de mí así
que, si no puedo llevármelo, que él me remplace.” Sonríe con malicia y ríe
macabramente en vos alta; puso las iniciales adrede: la Muerte ya había
escogido a su sucesor................................
En
otro punto está el “mundo vivo” de madrugada; sobre todo en Marea Roja, ese
país que se erige en una isla cercana a la costa británica. Ahí hay personas de
toda clase, pero todas tienen algo en común: ninguno se levanta hasta las ocho
de la mañana, todos, menos uno.
Blake,
siempre se levanta a las cinco para ir al tabloide en bicicleta, a buscar la
remesa diaria. Por esas horas no hay nada abierto, ni nadie que atendiese. Así
que el dueño le había dado la segunda llave al joven de dieciséis para que
buscase el periódico a repartir. Busca por la entrada y lo encuentra, seis
cajas con una nota sobre cada una del lugar a llegar: los puertos, el pueblo
oeste, el del sur, el del norte, en fin, a toda la isla. Blake cogía una caja y
la acomodaba en la rejilla de su bici. Cerraba el local y se dirigía al sitio
en cuestión arrojando el periódico en la puerta de las casas. Nunca fallaba, no
rompía ventanas ni caían en el techo, o en las fuentes, o en cualquier otro
lado que no fuese la puerta. Tenía buen brazo para lanzar que hasta conseguía
que el periódico llegase al otro lado de las verjas. Así se la pasaba hasta
acabar la caja entera.
Luego,
se dirigía a un camino de tierra y al llegar al otro lado, regresaba al local
del tabloide. Dejaba la caja con otra nota: “Misión cumplida, entregadas: 56 de
56, faltantes: 0” y cogía la siguiente, así se iba toda la madrugada, todo lo
hacía con rapidez y precisión, era tan rápido que ni los perros lo notaban.....
Heinrich
va volando por el cielo nuboso, con la carta negra asida con fuerza por sus
patas. Lleva horas así, luchando con el portal de los muertos hasta llegar a un
cielo negro con matices violetas. Sabe que llegó al mundo de los vivos porque
ve a un joven pelinegro montado sobre una bicicleta que brilla en la oscuridad
de color amarillo, arrojando pergaminos enrollados a las casas que permanecen a
oscuras. Tiene suerte, aún no amanece. Sabe que tiene que dejar la carta en un
sitio donde cualquiera la pueda encontrar, pero no tiene ni idea.
Es la
primera vez que está entre mortales y lo que más teme es fallarle a su señor.
Así que aterriza entre las sombras de los árboles y sale con su forma humana,
esta vez no llevará la capucha. Lleva una camisa blanca y chaleco negro,
pantalones igual de negros como sus zapatos, y sin más preámbulos se desvanece
entre las sombras, sabe que el chico le puede llevar así que le sigue en su
sombra que toma la forma de él mientras el joven no se da cuenta de nada (lleva
audífonos en un alto volumen que dejan escuchar algo de rock) sigue arrojando
el periódico sin distracción.
Al
pasar los faros, su sombra gira a su alrededor, a medida que se acerca o se
aleja de ellos. En uno de esos momentos que su sombra está a su izquierda en
una pared de un muro cualquiera, gira hacia ella y ve a Heinrich saludando. Se detiene,
le mira extrañado, pero no se baja de su bicicleta.
-¿Hablas
sánscrito?-pregunta Heinrich al chico a lo que este niega con la
cabeza-¿Árabe?-niega de nuevo-¿Francés?-el joven queda pensativo unos segundos
y vuelve a negar-¿Español?-al fin asiente, a lo que Heinrich se acerca con
cuidado. Entre los haces de luz de los faroles, para que no le afecte el
brillo. Y consigue acercarse al muchacho que ahora lo observa con curiosidad.
Heinrich, en cambio sonríe (o lo intenta) y el joven acelera en su bicicleta
con cara de asustado.-De veras que los vivos no saben reconocer a un fantasma
cuando lo ven. Bueno, a buscar otro que me pueda decir dónde...-se desvanece
ante la aterrada mirada de Blake quien en el justo momento dio la vuelta y le
miró. Se detiene y murmura algo luego de santiguarse y continuar.
Para
ser honestos, Heinrich no sabe que a los vivos les aterran los fantasmas. Pero
tampoco sabe que ese chico es el único despierto en toda la
isla...............................
Blake
sigue pensando en lo que vio. De veras que ese tío era un fantasma de verdad:
el hecho que se viese sólido bajo el farol y que luego en la semioscuridad de
en medio, estuviese casi transparente; sumando esa sonrisa de demente (que
siempre le ve a sus primos de Europa) le han asustado en demasía. Se detiene en
el tabloide y toma una bocanada de aire.
“Esto
no puede estar pasando, -piensa mientras trata de controlar sus temblores- los
fantasmas no existen; pero.... ¿Cómo se puede explicar que ese tío se hizo
transparente en la oscuridad? Es más, bajo el farol, nunca le vi la sombra y
eso que tenía la luz directamente encima. Y si digo algo a alguien me creerán
loco... Vale-coge la última caja y la pone en su bicicleta- tengo que coger
vacaciones de las vacaciones (es que estoy de vacaciones de cole y este es mi
trabajo durante éstas).”......................
Heinrich
se ha cansado de buscar por los sitios oscuros, o sea: el cementerio, el pueblo
abandonado, los callejones, etc. Se sienta en una piedra, molesto. Era mejor
haberle preguntado al muchacho... Mientras piensa en ello, escucha el sonido de
ruedas contra tierra. De veras que no tiene humor de volver a ver a un “vivo”
siendo grosero con él. Así que toma su forma de cuervo y sobrevuela la calle
del pueblo abandonado buscando ese sonido. Tarda unos minutos pero lo consigue:
es el mismo chico al que trató de preguntar. Se dirige hacia él con otra
táctica: cae en la caja que lleva detrás sin que él lo note, pero en su acción
suelta el sobre que cae en la chaqueta del chico. Este detiene su marcha y mira
en su caja. Heinrich cayó de tal forma que se rompió el ala. Por lo que el
joven le sacó, lo puso en su regazo y continuó su marcha sosteniendo el curioso
sobre negro.
Sale
de Marea Negra y llega al pueblo del sur. Dónde terminan las ruinas y empiezan
las casas pintadas, Blake prosigue su trabajo. Lo hace con rapidez para salir
de un golpe de ese lado de la isla. Tarda como veinte minutos y retorna por
donde vino. Ahora una espesa niebla cubre todo Marea Negra y le impide continuar.
Detiene y se sienta en una roca con el cuervo al hombro. Le revisa el ala, saca
unas vendas de su morral y le envuelve el ala.
-Espero
que mejores pronto, amiguito... ¿Sabes? Es muy raro ver cuervos en esta isla...
-¿En
serio?
-Sí...
Es que a los cuervos no les gusta el clima frío, jajajajaja.
-Jajajajaajajajaja,
eres muy gracioso, niño.-Blake abre los ojos como platos y mira alrededor.
Ahora sí que está asustado-Che, acá abajo-Blake baja su cabeza y fija su mirada
en el cuervo-. Y sí, te hablo
a tí...
BLACK CARD TO MY HEART
Carta
3: Huyendo de un fantasma...
Y sí,
te hablo a tí...-eso fue lo que Blake creyó haber oído. No se lo hubiese creído
si no hubiese visto el pico del cuervo moverse. Se levanta a la par que el
cuervo desaparece. Abre los ojos como platos, y corre hacia su bicicleta, pero
una mano que apareció de la nada, se posa en su hombro obligándole a detenerse.
Es fría y helada, la sensación de aquella mano en su hombro le hizo pensar en
los muertos. Varios escalofríos recorren su cuerpo mientras Blake se volteaba
para ver que de la mano era del mismo tío del farol... Como en ese punto del
bosque y de Marea Negra no llega la luz del sol naciente, el joven está
totalmente transparente. Parece muy molesto, que hasta le dice al asustado Blake:
-¿Puedes
parar ese fastidioso gusto de correr? Cansa tener que seguirte...
-Vale,
lo siento...
-Tranquilo-sonríe
el fantasma con la misma sonrisa que a Blake le produce tembladera. -Sólo
quiero preguntarte dos cosas, luego te dejaré en paz.
-Escucho...-Blake
da un paso atrás con lentitud y el otro le sigue el paso.
-Primero,
¿me devuelves el sobre?
-¿Qué
sobre?
-Uno
negro con unas letras B.S., escritas en frente.
-¡Ese
sobre! Disculpe, me confundí un poco con las letras... Al inicio pensé que era
para mí... Es que las iniciales son iguales a las mías...-saca el sobre de su
morral y se lo entrega, al contacto de la mano del fantasma con la carta, ésta
se vuelve igual de transparente. Y la guarda en su chaqueta.-¿Qué era lo otro?
-Un
minuto... ¿Cómo te llamas?-Blake tragó saliva, sabía que la había fregado con
mencionar sus iniciales, así que niega con la cabeza.-Oye, niño tuvimos un
acuerdo, si no me dices, te seguiré hasta que cantes...
-Bueno-Blake
camina hasta la luminaria cercana y coge un palo durante un segundo que su
interlocutor mira a otro lado-¡¡¡Bye - bye!!!-arroja el palo cuando el otro
empieza a ser sólido y corre.
El
ruido que se esparce por la solitaria Marea Negra es un simple palo de madera
que cayó. El chico que lo arrojó no logró ver que su objetivo traspasó el
sólido. Parado donde le atravesó ese palo, está un muy furioso Heinrich. Una
risa leve y amarga sale de su boca mientras camina debajo de la luz del farol
que parpadea, al pasar el límite de esa luz, éste se apaga, suelta chispas y se
derrumba. Es hora de ser violentos... Entre risas desaparece y se vuelve
sombras que perseguirán al chico hasta que diga lo que quiere oír. Que tal vez
él sea quien estaba buscando...
Su
corazón palpita cada vez más fuerte... Empieza a costarle respirar a cada paso.
Su mente no recibe nada, se ha perdido, entre ruinas. Blake sigue corriendo sin
siquiera mirar hacia atrás. Aún no puede creer que habló con un auténtico
fantasma; y más que él le pidió su nombre...
Detiene
el paso bajo otro farol. Cree que estar bajo luces le pondrá a salvo, toma un
respiro, se sienta y recuesta la cabeza contra el metal. Su mente está vagando
por recuerdos del pasado: una vez sus padres le mencionaron que cuando un ente
(o fantasma) te pide el nombre es para perseguirte por toda tu vida. Que nunca
le des un nombre falso, pues saben que mientes. Tampoco es bueno correr pues te
perseguirán hasta que les respondas y si aun así no contestas, sacarán el alma
de tu cuerpo y le devorarán. La única forma para evadirles era... ¿Cuál era?
-¿Cómo
evadir a un ser del otro mundo?-se pregunta a sí mismo revolviendo su cabello.
-Bueno,
lo normal es que trases un círculo, dibujes una cruz y te quedas ahí rezándole
a todos los santos por que no lo traspase...-Dijo una vocecilla en su oreja,
que de un segundo a otro cambia de una voz dulce a una fría- Pero eso sólo
funciona con fantasmitas convencionales. A un Sombra no le puedes evadir... Y
yo soy un buen ejemplo...
Blake
se levanta como un suspiro y voltea por todos lados, buscando a la persona que
dijo eso... No hay nadie, pero el ambiente empieza a ponerse frío. Y eso que
esa era una madrugada muy calurosa... Mira a su reloj: son las seis de la
mañana, luego mira hacia el cielo y..., todavía sigue oscuro, con un leve tono
violeta; pero sigue igual de sombrío... Eso significa que en media hora saldrá
el sol; por lo que debe salir de ese bosque cuanto antes puesto que, la luz del
sol nunca llegaba a esa parte de la isla... El otro factor que no concibió era
que, la neblina aún continuaba por lo que nunca vio hacia dónde se dirigía. Y
por último que al huir del fantasma, olvidó su morral y en ella estaba su
linterna, así que...
Regresó
a la carrera. Solo que esta vez, ahora oía pasos de más no sólo los suyos... Él
conoce ciertas historias de que los espíritus de los que ahí perecieron siguen
repitiendo ese fatídico día del incendio. Por lo que, comprendía que hubiesen
una veintena de pasos tras los suyos... ¡¿Que lo persiguen los muertos acaso?!
Ahora sí que es el colmo...
Soportando
el impulso de gritar, Blake continúa sin mirar atrás, cubriéndose los oídos
para no escuchar esos gritos. Cerró los ojos, pero continúa corriendo. Tropieza
con algo que cae fuertemente con sonido de metales. Al menos no se cayó. Abre
los ojos y ve que es su bicicleta, y su morral encima. Recoge la caja del
periódico y la coloca en su lugar. Se pone los auriculares, sube el volumen
para no oír los gritos que se acercan y pedalea como si su vida dependiese de
ello, pero lo que necesitaba era mantener su cordura “intacta”. Así, se aleja
del pueblo de Marea Negra y sus fantasmas. Ve de nuevo el camino porque se ha
disipado la niebla luego de pasar la cerca. Al fin ha dejado ese capítulo
aterrador de ese día que prometía ser hermoso junto con el sol que ya se
asomaba entre las copas de los árboles. Pero, aún no sabía hacia dónde iba...
La niebla que surgió mientras estaba ahí le impidió ver la ruta de regreso. Por
lo que ahora rezaba con que no volviese por sus pasos. Pero la sensación de
sacudidas le quitó esa idea. Estaba en un sendero hecho de piedras, había de
ser muy antiguo porque no lo reconocía. Aun así continuó gracias a su
indeseable espíritu aventurero, pasaron los minutos y llegó al otro lado del
trecho: panteones, cruces por doquier. Estatuas de ángeles con rostros
maliciosos que le miraban, tumbas con nombre que casi no se leían por la
maleza... Definitivamente había llegado a la parte más lejana del cementerio
dónde los árboles estaban tan estrechos uno con otro que le impedían ver de
nuevo el sol.
Pero
eso era lo mínimo de sus problemas: un rugido parecido al de un animal sonaba
ahora de los auriculares de Blake, cogió el disquero y bajó el volumen a cero;
pero aún seguía ese rugido ensordecedor. Ya sentía que su cabeza iba a explotar
porque el volumen subía cada vez más. Blake cae de su bicicleta y arrodillado
en el suelo trata de quitárselos como puede pero los auriculares estaban fríos.
Esa misma sensación la había sentido cuando el fantasma le agarró el hombro,
era como si las mismas heladas manos le sujetasen los auriculares para que no
los pudiese quitar.
Intentó
todo lo que podía hasta que sacó algo de su morral que sirvió: pasó su tarjeta
entre el auri y su oreja que se calentaron de nuevo. Seguían en sus orejas pero
ya no estaba ese rugido. No se escuchaba nada, revisó su disquera de nuevo y el
volumen de veras estaba en cero. Los sube con lentitud y escucha de nuevo la
música. Coge la bicicleta y prosigue su camino intentando pensar en la excusa
perfecta para contar a sus padres. Sin haberse percatado que dejó su tarjeta de
biblioteca en el suelo, que empezó a flotar en el aire mientras giraba. Una
mano empieza a solidificarse a medida que la luz del sol llega a ese punto. Es
Heinrich sonriente. Al fin ha dado con el sucesor. Está tan contento que suelta
una risa macabra mientras dice: “Blake Samaria... Tengo una carta para tí...
Que debes aceptar con urgencia...”
BLACK
CARS TO MY HEART
Carta
4: El recuerdo olvidado
Un
hermoso sol al fin se asoma en el horizonte. La oscuridad huye de su fulgor y
la noche se esfuma a otro lado. Todo sigue calmado pero ya no tan quieto: un
chico está en un columpio de cuerda, meciéndose de un lado a otro, sujetando un
relicario en su pecho con fuerza. Habla con alguien que no se ve, hasta que
escucha unos pasos acercarse. Con dificultad se detiene y gira la cabeza hacia
el desconocido oculto entre las sombras. Sonríe, conoce al chico que le tiende
la mano y lo ayuda a levantarse. Otro adolescente igual a él, con cabello
negro, ojos azul zafiro, alto e igual de delgado le sonríe a pesar que está
completamente sucio y arañado. A simple vista, son gemelos; pero la diferencia
está en el largo de su cabello...
-Al
fin llegaste... Creí que me dejabas solo de nuevo. ¡Sabes que odio la
oscuridad!-protesta el joven. El otro chico sonríe tristemente y le pega un
golpe en la cabeza que lo hace sentar en el columpio. -¡Odioso! Pedazo de...
-¡Ya
cállate!- exclama el desaliñado, está peor que enojado.-Me basta con este
pedazo de mañana para que quiera dejar este trabajo, ahora le sumo a mi hermano
que me está dando su querellada de todos los días... ¿Quieres dejar la mala
costumbre, Johan?
-Vale...
Y, ¿cómo te fue en la entrega? Tardaste más de lo que calculaba...
-Bueno,
jejejeje... Verás...-Blake le contó a su hermano qué le sucedió, desde el tío
del farol hasta el pueblo de Marea Negra. E incluso de la misteriosa carta
negra y lo que le mencionó el fantasma ese.-Así que, estuve algo
movido...-Concluye sonriendo con amargura. Su hermano no sabe qué decir,
tampoco qué no decir, pero respira hondo y habla:
-¿Le
has contado esto a alguien más?-Blake niega con la cabeza-Entonces, mi opinión
es la siguiente: no le cuentes esto a nuestros padres o te mandarán de estadía
al manicomio de por vida... Por ahora, solo nos queda investigar sobre qué es
un “sombra” y cómo evitarlo. Saber por qué te busca, razones, motivos… En
cuanto a la carta, creo que tal vez llegó la correspondencia que te
prometieron... -Blake le mira intrigado en lo que dijo, no es normal que su
hermano diga rarezas, su mirada se pierde en el vacío como si pudiese volver al
pasado.
“Correspondencia....”
Esa palabra la había oído antes. No sabía de dónde. Pero resonaba siempre en su
cabeza. Tanto que sin querer la repetía mientras dormía (o eso dijo Johan que
susurraba dormido). Era como un murmullo que rondaba su memoria, luego
recuerda: luces, gritos, sus gritos...
-¿Estás
seguro que no tenías nada a mano con tu nombre?-Blake regresa a la realidad y
le mira- ¿Tu placa de alergias-Blake niega-tu notificación de nacimiento-niega-Una
foto con qué te pueda reconocer-Blake duda y luego niega-Tu tarjeta de
biblioteca?-Blake duda... Busca algo en su morral y le devuelve la mirada a su
hermano. Ambos abrieron los ojos como platos y gritaron:
-¡SE
ME CAYÓ EN EL CEMENTERIO!
-¡IDIOTA!
-Lo
siento....-Blake se recuesta en la espalda de Johan, y ambos se sientan en el
columpio-Es que, era eso o quedarme sordo...
-Pero
entonces, si no puedes dormir, no quiero gritos.
-¿Cómo
quieres que no tenga ganas de gritar?-le da otro golpe en la cabeza-Además,
compartimos el cuarto...
-Hasta
que reconstruyan el tuyo-Johan mira a su hermano a la cara-Por mientras
considérate......-se ahogó su voz en toses rasposas. Blake le daba palmadas en
su hombro para que se le quitase.-Disculpa, es que... Bueno...-se limpia con la
manga de su abrigo un hilillo rojo que sale de su nariz. Blake se inquieta un
poco y lo mira con cuidado antes de preguntar:
-No
te tomaste tu medici......
Un
estrépito suena sobre sus cabezas: una rama caía sobre ellos. Blake con buenos
reflejos, empuja el columpio para impulsarlo, y sumando la rama, ambos estaban
como dos metros en el aire. Luego saltaron, fue una larga caída pues el
columpio estaba situado en una alta colina, suerte que bajo el columpio estaba
una tabla de madera que les sirvió de ayuda para bajar la colina. Se deslizaban
a alta velocidad. Ambos gritaban entre asustados y alegres todo el camino.
Johan que está en frente, mira a lo lejos que el lago será su punto de
aterrizaje. Los dos se miran, y viendo que no tienen sitio dónde agarrarse ni
saltar (raíces, rocas.... Y que el césped los cubría como una sábana). El
camino termina con un tronco caído que les servirá de rampa. Uno se mueve hacia
adelante, el otro le sigue, acelera la tabla... Se sujetan de la mano para no
separarse, cierran los ojos... La tabla se eleva por los aires, vuelan por unos
segundos subiendo hasta lo que creyeron eran dos metros... El aire les silba en
los oídos, no les deja oírse el uno y el otro. Pero una voz clara, fría y
familiar llega a los oídos de Blake:
-¡Al
fin, te encontré!-él abre los ojos, por una fracción de segundo creyó ver al
mismo tío cayendo junto a ellos, entre él y su hermano, y a diferencia de ellos
dos, eso le mira fijamente y le sonríe...
¡SPLASH!
Ambos caen al agua. La presión golpea todo su cuerpo, el agua cubre sus oídos,
no puede respirar. A tiempo cerró sus ojos, pero le duele abrirlos. Siente que
su cabeza palpita con fuerza, pero tiene que salir. Intenta mover sus piernas,
y lo logra. Patalea como puede y logra salir a la superficie. Toma una bocanada
de aire y mira a su alrededor. Busca qué fue eso... Pero no lo encuentra, ahora
le preocupa algo más... JOHAN
Vuelve
a hundirse y con sus ojos busca a su hermano. Le encuentra, pero no le gustó lo
que vió: de verdad que ese tío le seguía, pues él sujetaba a su inconsciente
gemelo, nadando hacia la orilla. Blake se acerca y le ayuda. Logran sacar su
cabeza del agua y continúan. Viendo al chico de cerca, no le parece un
fantasma. Para Blake, eso ahora, le toma poca importancia... Lo que importa es
que tienen que sacar a Johan de ahí. La orilla parecía lejana, y sus piernas
empezaban a cansarse. Se detiene con los ojos abiertos: le dió un muy fuerte
calambre en ambas piernas. No puede moverlas. Intenta como puede, pero el dolor
se extendió a su abdomen, a sus brazos, a su cabeza. Le duele todo tanto que no
puede ni mantenerse consciente. Todo se nubla, siente que se sumerge de nuevo,
que el agua entra a sus pulmones, que va a Morir...
“Tengo...que...salvar...a...Johan...de...ese...fantasma...”
Su
mente viaja fuera del cuerpo: está en un camino pedregoso, corriendo sin saber
a dónde se dirige. Está sangrando en un brazo, y por la cabeza. El camino le
parece eterno, no tiene fin. De pronto, llega a una carretera. El cielo empieza
a oscurecer, y a llover. Ve luces frente a él pero aún así no las distingue.
Luego suena el pitido de un camión a toda marcha. Se cubre con los brazos,
luego luces más fuertes, gritos, el sonido de una ambulancia, paramédicos
mirándole, lo levantan en una camilla y entran en el vehículo. Pero él sólo
mira a alguien, ignora lo demás, sólo fija sus azules ojos en un hombre
encapuchado, con una enorme guadaña que le sonreía. Cierran las puertas. Y él
las atraviesa, se sienta a su lado y acercando su cabeza al niño, sin poderle
ver el rostro, escucha que le está susurrando algo al oído, algo muy extraño
que no había recordado desde hacía mucho:
-Tienes
suerte, no lograste que te llevara. Espero que en otra ocasión yo tenga el
honor de llevarte al otro mundo. Pero que algo te quede claro: si me sigues
evadiendo, tú serás quién me remplace... No sabes cuándo llegará, pero espera
ansioso mi correspondencia...-luego de esas palabras, se desvanece ante el pequeño
Blake, que grita con terror:
-¡La Muerte se acerca
BLACK CARD TO MY HEART
Carta
5: Soy Blake Samaria… La nueva muerte…
Un
sonido de agua en movimiento, alerta a Johan que está en sí. Lo último que
recuerda es haber caído al agua con Blake. Luego de eso, que lo primero que vió
cuando despertó, era a un hombre de cabello gris y ojos color plata. Con unas
ropas en negro y blanco, mirándole. Sus ojos parecen vacíos, sin brillo alguno
de vida. Le toca la frente a Johan para saber si tiene fiebre. Al roce de su
mano, un escalofrío recorre su espalda. Y no es por el agua helada de la
mañana. Algo no le cae bien de ese hombre, pero eso ahora no era importante:
Blake había caído con él y aún no salía del agua. Su hermano es un buen
nadador, es raro que esté inconsciente hundiéndose ante sus ojos hacia el
fondo… ¡HUNDIÉNDOSE!
-¡Señor,
mi hermano, se ahoga!-el hombre sin decir más, se arrojó de nuevo al agua.
Johan se incorpora gritando el nombre de Blake en sus labios. Por más que
observa, no le ve. No ve a Blake, no ve al extraño… Pero el lago no es muy
profundo, y ni la sombra de ambos se ve ni aunque se sumerja. Por lo que le
queda una cosa: corre desesperadamente hacia la casa más cercana por ayuda… Es
muy raro que su hermano desapareciese en un lugar que tantas veces iban de
niños…
Los
gritos aún resuenan en su cabeza, la imagen del fantasma sigue en su retina,
ese dolor en su cuerpo, se ha aplacado… Ya no siente nada, pero aun así, su
corazón acelera a mil. Y siente una angustia muy fuerte que le hace sentir frío
en la cara y presión en el pecho… Abre los ojos, y ve el rostro de alguien.
Todo se ve borroso, pero logra incorporarse. Una fría mano le hace recostarse
de nuevo en la hierba. Intenta enfocar la vista, y ve una gran cruz, de
cemento, unas lápidas y un majestuoso panteón haciéndole sombra.
Con
la vista mejor, observa alrededor, y se levanta asombrado de dónde está: EL CEMENTERIO.
Una sensación familiar de frío en un hombro le advierte que está ahí con el
mismo sujeto… Voltea y así es. El sujeto, está en parte visible y parte
transparente: bajo la luz mañanera, se puede apreciar la cabeza, torso y
brazos. Pero las piernas están transparentes en la sombra. Blake retrocede y
trata de correr de nuevo… Una mano que está envuelta en negro, le detiene el
paso. La sombra de Blake toma otra forma: otra persona. Un paso adelante (Blake
se ha quedado quieto del susto) y la sombra adquiere forma corpórea, un cabello
en capas, ojos plateados, es el mismo fantasma, solo que ahora tiene puesta una
capucha negra y está sólido de nuevo ante el sol. Pero a diferencia de Blake,
no tiene sombra. Con rostro inexpresivo, lo acorrala contra la pared. Y
cubriéndole la boca, empieza a hablar. Su voz de por sí es igual de fría que su
mano, y algo tiene en ella que le hace ver como un ser de ultratumba:
-Mira,
jovencito, ya estoy cansado que a cada rato que te encuentro, huyas de mí. De
por sí, no te deseo hacer daño pero tampoco quiero que corras de nuevo. En
primeras, mejor me tratas a las buenas o te trato a las malas… -quita su mano
de la boca de Blake, quien tose- A ver, te preguntaré de nuevo: ¿Cómo te
llamas?
Blake
queda paralizado por la pregunta, sabe que ya está cansado de huir. Y más de un
obstinado fantasma. Así que no le queda de otra que contestar…
-Me
llamo Blake Samaria.-observa a su interlocutor para saber su reacción, el otro
sonríe. Pero esta vez la sonrisa no es esa maniaca. Es más, se ríe en su cara.
Eso ya es el colmo-¿Y por qué la risa? ¿Acaso mi nombre te es gracioso?
-No.
No lo es, solo que buscaba a alguien en este sitio que tuviese tus iniciales:
B.S. Dime, ¿hay alguno más que tenga esas iniciales?-Blake niega con la cabeza.
Sabe que no hay nadie con esas iniciales en toda la maldita isla. A lo que el
fantasma, vuelve a reír. Regresa su sonrisa macabra.-Al fin. Sólo tardé poco…
Me alegra que seas tú. Mejor elegido para esto que un crío que huye de los
fantasmas…-Blake frunce el ceño y le asesta un puñete en su cara. El espectro,
se toca la nariz y la tuerce para acomodarla. Mete su mano en la túnica y saca
el mismo sobre que le exigió, antes, por entregar. Agacha la cabeza al extender
el brazo con el sobre frente a él. Blake inseguro, coge la carta. El otro, sube
la cabeza y le hace una reverencia-Me llamo Heinrich Tacker. Sombra de primer
nivel, y estoy obligado a servir al sucesor de mi señor, que es quien recibe la
carta negra… -Se endereza y sonríe de nuevo.-¿Qué espera? Abra el sobre y lea
la carta… -Blake obedece con cierto recelo. Desdobla la carta, pero antes de
leerla, pregunta:
-¿Quién
le envía?-Heinrich no contesta sólo le mira sonriente.-Mire: no le conozco, ni
a usted ni a su amo, pero sé que me ha fastidiado toda la maldita mañana. Todo
para darme esta carta que tal vez es un error y no sea para mí…
-Tranquilo.
Sólo lea el saludo y sus dudas se irán…-Blake asiente con la cabeza y empieza a
leer:
“Más
Allá, 13 de Enero
Blake Samaria
Marea Roja y Negra
E.S.M.
Mi muy querido Blake:…”
Un
vuelco al corazón del joven pelinegro: al final la carta sí era para él…
Continúa leyendo sin despegar la mirada de esa hoja de papel negro que al paso
de sus ojos, surgían las letras tan claras y brillantes que se leían aún en la
oscuridad. Sin saberlo, muchas cosas cambian a su alrededor: el cielo se
oscurece por unas nubes totalmente negras, acompañadas de rayos y truenos… Y
sombras tenebrosas salen de la tierra, de las paredes de los panteones, los
crucifijos se resquebrajan... Heinrich sólo da vueltas como si bailase, riendo
con regocijo y tarareando... Algo le dice que deje de leer, pero quiere seguir,
y al llegar al final, esa frase que retendrá en su memoria por el resto de su
vida: “Desde el momento que has leído esta carta, aceptaste ser mi sucesor, la
próxima muerte.”
Sube
la cabeza y ve un panorama distinto: una alargada calle, que se extiende a lo
lejos, repleta de sombras que toman diferentes formas... Todos los que están
ahí son fantasmas y todos ellos están arrodillándose ante Blake. Siente que su
espalda le pesa y cae de rodillas, su sombra se separa de su cuerpo y se dirige
a la espalda, y luego... Un intenso dolor peor que cualquier calambre o dolor
de cabeza: siente que sus huesos de la espalda se alargan, tiene deseos de
gritar, pero no sale nada de su boca, sólo cierra los ojos y reza que eso
acabe. Cae al suelo que es igual de frío como el aire y respira hondo... Tiene
la sensación de que le crecen alas por su espalda... El dolor como vino, se
acabó y se incorporó de inmediato...
Desde
el punto de vista de Heinrich, la sombra de Blake dio un rodeo por sus piernas,
subió por cadera, y se introdujo en sus hombros. Y alargándose como ramas,
tomaron una forma que ni Blake descubriría si no viese ahora su sombra que
regresaba a su logar correspondiente: unas alas con plumas de color negro. Eran
casi dos metros desde el inicio de la sombra hasta la última pluma.
En el
Mundo Muerto era tradición que, el sucesor de la muerte, adquiriera las alas de
uno u otro modo, y en el caso de Blake, por su sombra (algo muy gracioso para
el fantasma). Después de todo, la muerte tiene su misterio y uno de ellos, sea
el uso de alas.
El
joven solo cierra los ojos, rezando que sólo fuera un sueño. Cuenta cuatro
veces y al abrirlos, está de regreso en el lago. Se toca la espalda, y no tiene
alas. Observa el suelo y ve varias plumas negras a su alrededor.
BLACK CARD TO MY HEART
Carta 6: El sujeto detrás de una herida.
Aún
le falta mucho para llegar a la casa, pero sigue corriendo sin parar. Escucha
pasos ajenos a los suyos y que están lanzando algo pesado, tropieza y cae en el
suelo. Aunque se incorpora, Johan siente algo tibio correr por su pierna: se
cortó al caer sobre una piedra. Y la diferencia es que: ese corte,
insignificante para unos para él es una preocupación bien grande… Sumando que
no ha tomado su medicina aún, sólo le queda morir en donde está, o seguir
caminando.
Aunque
sabe que el precio a pagar es alto: Johan, sufre de hemofilia. Una enfermedad
que causa un derramamiento masivo. Y entonces, un corte pequeño, puede ser su
sentencia de muerte. Contando el tiempo desde que se cortó, le queda poco antes
de desmayarse.
No
puede dejar de pensar en su hermano. Su encuentro con el fantasma, la
persecución en Marea Negra, el sobre negro que mencionó y ahora, que el lago se
lo tragó junto con el joven que le salvó. Llega a una casa de color negro,
camina por el enorme jardín y no ve a nadie. Grita pidiendo ayuda, por su
hermano antes de perder el conocimiento por la pérdida de sangre. De nada
sirvió que hiciera un vendaje, que hiciera un torniquete, al final se desplomó.
Lo último que vio antes de cerrar los ojos, fue una sombra. Detrás de su ama de
llaves que estaba corriendo hacia él, un sujeto con una máscara de gas, gabardina
y sin párpados, le mira fijamente. Una extraña sensación de temor le invade
mientras dice: Blake…
En el
lago, Blake camina algo desorientado, no sabe o no quiere saber qué pasó. Es
muy extraño… Su corazón se aceleraba a medida que leía. Las letras brillaban al
compás de sus ojos, y encima de todo había como dos o tres hojas en una… Letra
escrita sobre letra, unas cubriendo otras… Su mano arruga ese pedazo de papel
que aún tiene en la mano. Hay algo más en la carta negra que Blake recibió,
piensa que son consejos, o alguna amenaza. Todo un mar de ideas corren por su
mente. Las sacude al menear la cabeza, primero, quiere saber qué sucedió con su
hermano… Johan no podrá resistir si se cortó, aunque sabe que Heinrich le sacó
a tiempo, un presentimiento le invade: de que su hermano está en problemas…
Así
que mira al individuo que se llama Heinrich y sin miramientos le pregunta:
-¿Puedes
llevarme con mi hermano? Siento en los huesos que algo anda mal…-Heinrich niega
con la cabeza y le señala unos arbustos.-No me importa si quieres ir al baño….
Llévame con Johan…
-Eso
por ahora no es posible… Tiene que ocultarse. Nos siguen…
-¿Qué
me preocupe si alguien nos sigue?-Ya perdió la paciencia, Blake da la vuelta y
corre. Su hermano es más importante que alguien espiando.
Se
voltea y ve que su nuevo amo corre. Sabe que su deber es protegerlo, pero no
entiende por qué no quiere colaborar. Se desvanece, y reaparece detrás de
Blake. Le llama, pero el otro no escucha. Así se la pasa por buen rato. Molesto
por su actitud, atraviesa a Blake como si este fuera aire y se pone delante de
él. El chico se detiene y toma una gran bocanada. Momento que aprovecha
Heinrich para hablar:
-No
es un vivo el que nos sigue… Es un monstruo… Un fantasma que vive entre los
vivos, tenemos que ser cuidadosos y su actitud actual, hará su trabajo de
hallarle más fácil…-Blake le ignora y se agacha, tienta en el suelo una mancha
roja. La olfatea y la prueba, abre los ojos como platos y corre a toda
velocidad. –¡Oiga! ¡Mi señor! ¡Deténgase! –Blake exasperado por que el otro le
impide seguir, coge un poco de otra mancha roja en un árbol, camina hacia él y
se la frota en la cara. De inmediato, Heinrich escupe el líquido y se limpia.
Ese olor lo olía cuando estaba vivo, le recuerda el campo de batalla. Uniformes
azules manchados, de la sangre de los combatientes. Las manchas eran de sangre.
Y por el olor de ella, era la de un niño asustado. Alguien con el mismo aroma
de Blake. Eso significaba… Que el hermano de Blake se desangraba. Ya entendió
la situación: ese monstruo, hirió al gemelo de Blake que en el camino se
desangró sin parar. Coge un palo de madera caído, lo sujeta por el hombro
obligándolo a caminar hacia la sombra de un árbol cercano-Si seguimos así, tal
vez su hermano se una a los muertos. A mí me da igual, pero a usted al parecer
le importa más que su hermano se desangre que el “Hombre de la bolsa” le dé
caza… Yo tengo que complacerle, así que quédese quieto aquí y no se mueva hasta
trazar el círculo…-Blake insiste que no puede quedarse quieto con su hermano
enfermo decayendo… Heinrich traza un círculo alrededor de Blake. Cerrándolo con
ambos dentro.
Una
ráfaga negra proveniente de las líneas trazadas les envuelve por completo.
Están en un remolino de sombras, Heinrich le cubre los ojos a Blake quien ha
quedado paralizado. Luego de unos segundos, lo suelta para que corra hacia la
ambulancia que se lleva a su hermano. Mira a su alrededor y ve al hombre en
gabardina. Heinrich corre hacia Blake, y se desvanece. Blake sube en la
ambulancia y en su sombra, Heinrich también.
En el
trayecto, Heinrich cierra la ventana que usa el paramédico para ver y toma
forma sólida. Blake le mira y no le dice nada. Mira a su hermano que está
conectado a una mascarilla de oxígeno, y una bolsa con medicina. Al igual que a
una máquina que leía los latidos de su hermano. Recuesta su cabeza en el regazo
de Johan y mientras las lágrimas salen de sus ojos, dice entre gemidos:
-Tú…
p-pedazo de idio-ta, nunc-ca te cuidas… Si te hubieses calmado y caminado o
solamente quedarte ahí, no estarías aquí… Zoque-te de po...-Una mano le
acaricia la cabeza, es fría pero a la vez cálida. Alza la cabeza y los ojos
azules de Johan le observan sonrientes. Ambos se sonríen por un rato. Y al
tomar la ambulancia una curva, Johan le pega en la cabeza y ríe. Blake se soba
el golpe y grita molesto:-¿Por qué hiciste eso? Imbécil, si te ibas a poner
así, me hubiese quedado en casa…
-No
es eso-Johan mira por detrás del hombro de Blake y nota que Heinrich está
atravesando las gavetas del botiquín.-Es que, me preocupé… No lo viste, pero
una sombra estaba detrás de ti en el lago. No corrí porque te hundiste. Si no,
porque algo te arrastró hacia el fondo sin tú darte cuenta…
-¿Lo
viste también?-Heinrich deja de hurgar en el botiquín y se sienta sobre Johan.
Como es un fantasma, flota sobre el chico. – Me refiero, si viste la forma
exacta de la sombra…
-¿Te
refieres al hombre en gabardina y máscara?-Johan abre más los ojos y arruga la
frente en señal de enfado- Ya lo había visto antes, en el bosque, ese sujeto me
seguía entre las sombras. Y frente al sendero de la mente, arrojó una piedra
que me cortó la rodilla. Por eso caí. Al inicio pensé que era mi imaginación,
pero escuchaba sus pasos detrás de mí. Aunque sangraba, arrojaba chorros de
sangre a las intersecciones para confundirlo, lo logré a la cuarta
intersección, pero me encontró. Antes de desmayarme en la casa, estaba detrás
de la señora Demoli, mirándome con esos ojos aterradores… Aunque no recuerdo de
dónde, pero lo ví antes del bosque, tiempo atrás…
-¿A
quién?-Blake no comprende qué está hablando Johan con Heinrich y le molesta no
estar incluido en la conversación. –De quién estás hablando, Johan… ¿No será
eso que dijiste que nos seguía, Heinrich?-éste asiente con lentitud. Y abre los
ojos que brillan con furia.
-Así
es, como le dije en el bosque, no es cualquier ente el que te persigue, es uno
que se alimenta del miedo de los niños inocentes, e incluso de los adultos si
es el caso… Es al igual que yo, un fantasma que toma la apariencia de tus
temores y se alimenta de ellos. Es obvio que prefirió seguir a su hermano
antes. El temor al desangre es algo que todo hemofílico tiene, pero me imagino
que se llevó una sorpresa, le apuesto que Johan le hizo frente a su temor y por
eso le dio el privilegio de verse ambos frente a frente…
-¿Qué
quieres decir?-Johan mira al fantasma que mira a su alrededor antes de
contestar:
-Estoy
hablando del fantasma que ni la muerte puede controlar, además que es prohibido
decir su nombre cuando estás entre fantasmas… Éste en específico, se muestra
tal cual realmente es a las personas que logran de alguna forma encararlo… El
monstruo que aparece bajo las camas por las noches asechando…
Blake
y Johan se miran entre ambos, tiemblan los dos por igual, ya saben de quién se
trata… Pero Heinrich lo dice en voz alta:
-Es
el Boogeyman… Y al parecer no le dejará en paz hasta que lo elimine…
BLACK CARD TO MY HEART
Carta
7: Un encuentro con la muerte
Luego
que Heinrich revelase el nombre del ser que atacó a Johan, los tres se quedaron
en silencio el resto del trayecto hacia el hospital. Al llegar, los doctores se
llevan a Johan a la sala de urgencias… Blake camina junto a la camilla hasta la
puerta de la sala. Una enfermera le impide continuar y le ordena que se siente a
esperar… Blake se sienta con el corazón palpitando, no es la primera vez que su
hermano entra a esa sala… Pero, antes era por seguimiento, no por desastre… Se
queda pensando en su hermano sin percatarse de lo que sucedía en ese momento.
Las
luces del pasillo parpadeaban, el calor sofocante de medio día fue remplazado
por un frío que hacía salir vaho por la boca de la gente. Todos miraban
alrededor sin saber qué pasaba. El doctor más cercano al medidor de temperatura
llama a los de mantenimiento… Una voz susurra en el oído de Blake, es la misma
voz de su acompañante fantasmal. Blake regresa a la realidad y observa que
Heinrich no entró con ellos al hospital, no en forma corpórea, sino en su
sombra. Inhala hondo y exhala vaho, mira la sombra que sale de la pared y se
sienta a su lado.
-Si
crees que puedes asustarme, te equivocas… Ya sé que los muertos no pueden venir
a un hospital, a menos que hayan muerto en uno… Y para otra, pide permiso si
coges mi sombra…
-¿Cómo
sabías que la cogí?-Heinrich ahora era una sombra, tenía la misma forma que
Blake, pero no se veía su rostro -Lo normal es que un Sombra no sea detectado,
a menos que seas peor que sensible… O que ya estés muerto.
-Mira,
si vienes con tus idioteces, vete a otro lado… No me interesa saber que las sombras
son muertos o zombis o cosas así. Quiero es saber cómo está Johan, me preocupa…
-¿Le
puedo preguntar algo?-Blake molesto mira a la puerta de urgencia.
-¿Qué?-pregunta
con tono indiferente.
-¿Si
le hago el favor de saber cómo está su hermano, estará más tranquilo?-Blake se
levanta, le agarra por lo que parece ser la camisa y lo zarandea con furia.
-¡Y
POR QUÉ NO HICISTE ESO DESDE UN PRINCIPIO! ¿¡Llevo una maldita hora preocupado,
y hasta ahora te da la gana de decir eso!?-los doctores, enfermeras y pacientes
que estaban pasando en ese justo momento, observan al joven agarrando algo
invisible y hablando solo. Blake suelta a Heinrich, y colorado siente como
veinte pares de ojos posados sobre él. Mira a la gente y se disculpa con la
excusa que estaba hablando con alguien en
manos libres (auriculares para móvil) y que esa otra persona le estaba
colmando la paciencia así que gritó. La gente deja de mirarle y siguen con lo
suyo. Heinrich sujeta a Blake por el brazo y lo arrastra a un pasillo sin
gente. Luchando por soltarse, escucha que le llaman: es el médico. El chico se
suelta de Heinrich y le dice que por favor vaya a ver a su hermano mientras
hablaba con el doctor…
Heinrich
sin decir más se separa de la sombra de Blake, ahora parece una masa oscura
amorfa y flota directamente hacia la puerta de urgencias. Por donde va, las
luces parpadean y al atravesar la puerta, los aparatos medidores enloquecieron
por unos segundos. Busca por toda la sala a Johan, pero no lo encuentra. Llega
al final y solo ve una puerta de metal. La inscripción encima el portón, decía
“SALA DE RECUPERACIÓN”. Sin tener que atravesar la puerta vio claramente a
Johan. Un doctor estaba hablando con él muy seriamente.
Atraviesa
la puerta y con cuidado de no ser visto, se vuelve la sombra de Johan. Espiando
la conversación entiende por qué Blake actuó así en el lago:
-…A
ver, por lo que tengo aquí, -revisa papeles en un sujetador-usted padece de
hemofilia tipo B, ¿correcto?
-Sí
señor…-Johan mira a un lado y sin decir nada, arroja su vaso de agua a su
sombra, que se estremece y desvanece, el doctor en ese momento estaba hablando
con una enfermera sobre una inyección y no se percata de nada. Johan se
recuesta y pone la cara contra la pared, y entre susurros pregunta:-¿Qué
quieres, muerto?-lo dice con un tono amargo- ¿Te mandó Blake?
-Sí-respondió
Heinrich que estaba bajo la cama de hospital flotando y frotando su mano
derecha que estaba amoratada-¿Cómo sabías que me afecta el agua?-Johan ríe en
voz baja y no contesta. Llega el doctor de nuevo con una inyección de aguja
enorme… Heinrich que nada más vio el tamaño de la aguja alerta a Johan, quien
no se mueve. Atraviesa la cama justo cuando ve que introduce esa enorme aguja
en su cuello. Johan cierra los ojos y aprieta los dientes para no gritar. El
esfuerzo que hace asombra al fantasma, sujeta su mano para apoyarle…
Un
grito se escucha por todo el hospital, Blake deja de conversar con el médico,
cree reconocer de quién es el grito y entra a urgencias. Los paramédicos le
impiden el paso de nuevo, pero los evade y sigue corriendo. Las luces de la
sala parpadean a cada paso que da Blake. Cientos de sombras aparecen desde la
puerta principal, son todas deformes. De ellas surgen lo que pareciesen manos
cubriendo cada lámpara del lugar, incluso apagaban los mecheros de bolsillo. Ve
que nadie se percata de lo que está pasando, el paramédico que le sujetaba
mueve los brazos murmurando algo que Blake no podía escuchar, pero se le ve al
hombre algo asustado. Los brazos del paramédico atravesaban su cuerpo, eso
significaba que…
Blake
se levanta y curioso, atraviesa la cabeza del hombre que no parece darse cuenta
de nada. Regresa el grito que surge del salón de rehabilitación y entra.
Observa que el doctor mantiene la inyección en el cuello de Johan quien
permanece recostado, mirando a la pared. Heinrich mantiene su mano apretada a
la de su hermano, con gesto de preocupación. Se acerca a Johan y le acaricia el
cabello. El grito regresa, están en la misma habitación. Da la vuelta y ve un
borde negro salir de la sala, por una puerta negra que nunca había visto en esa
sala. Se acerca a Heinrich y le susurra algo al oído, y sigue lo que parece ser
una persona… Apenas sale, todos vuelven a moverse con velocidad normal.
El
doctor retira la aguja del cuello de Johan, quien sigue apretando la mano del
difunto, y le indica que no se mueva hasta que pasen las tres horas. Se retira
cerrando las cortinas. El fantasma sale de su escondite y aparece sólido. Se
sienta al lado de Johan, el chico que hizo tanto esfuerzo para no gritar. Está
temblando el jovencito, y no abre los ojos todavía. Heinrich ahora comprende la
preocupación de Blake por su hermano. El problema que ahora tiene, está
consumiendo la vida del único pariente que él conoce de su señor. No sabe de adónde,
pero creyó haber escuchado la voz de Blake hace un rato. Si mal no recuerda,
era cuando el doctor retiraba la aguja: “Por favor, en mi ausencia, cuida de mi
hermano. No sé por qué, pero siento que alguien desea hablar conmigo. Y no
puedo negarme, es como un impulso…”
-Muerto…
¿Sabes dónde está Blake?-Heinrich mira molesto a un Johan que da la vuelta y se
recuesta de nuevo ahora con cara al fantasma.-Me pareció que te decía algo
enantes…
-¿Cuándo
te di permiso para decirme muerto, eh? Soy fantasma, no muerto a secas. Y me
llamo Heinrich, vale, desangrado…Y no deberías moverte mucho-Johan sonríe y ríe
un poco. Pensar que un fantasma está preocupado por él es algo de qué reírse.
-Bueno,
si soy desangrado, eres un Oogie Boogie, jejejejeje-Heinrich tiene ahora la
cara roja, y se sienta dándole la espalda. Johan ríe bajo nuevamente y luego
tose…
El
pasillo antes concurrido por las enfermeras y pacientes, ahora parece vacío. No
hay ni un ser viviente cerca, solo Blake y el sujeto de la capa negra. Los
pasos de él y del sujeto suenan fuertes aun estando lejos uno del otro. En una
intersección, deja de escuchar los pasos de la otra persona. Pero ahora siente
un frío atroz, peor que emanado por Heinrich cuando aparece. Otras pisadas se
escuchan, suaves y rítmicos detrás de él, acompañados de risas infantiles. El
chico voltea y no ve a nadie. De pronto, las luces del pasillo, que todo el
rato parpadeaban, ahora estallan justo encima de él y en todo el camino,
dejándolo a oscuras. Evadió los vidrios de a poco, pero ahora no veía nada.
Quieto en la encrucijada, espera atento otro sonido, no hay nada y así espera
lo que parecieron minutos, hasta que los pasos regresaron, secos y lentos como
antes. Blake abre los ojos y ve a un sujeto con capucha negra frente a él. Que
sonríe y le pone la mano en el hombro. De tanto que hace eso Heinrich, golpea
la mano que lo suelta, una seca risa que proviene de ese hombre, le parece
familiar…
BLACK CARD TO MY HEART
Carta 8: Las reglas del guadañero
-Tal
vez no me recuerdes, de las tantas veces que nos hemos visto, recuerdo hasta tu
nombre.- comienza el sujeto encapuchado que está frente a Blake. Ahora mismo
estoy peor que ocupado, pero heme aquí hablando contigo. Así que por favor no
me interrumpas hasta que te dé permiso de hacerlo…
-¿Por
qué me persigue?-interrumpe Blake quien observa su alrededor por si hay alguna
persona no deseada. Regresa su vista al hombre que resulta no estar ahí.
-¿Porqué
crees tú que yo perdería mi tiempo con un mocoso como tú?- aparece al fondo del
pasillo frente a él. Blake le sigue. El sujeto suelta una risa un poco
escalofriante que le hiela los pulmones al chico. Se parcata que el encapuchado
no está en el pasillo.
-Bueno,
¿quién pondría a un cuento de terror que se cuenta en Halloween a perseguirme?-
ya está cansado de seguirle: aparece en otro lado cuando parece haberlo
alcanzado. Poco a poco se ilumina el pasillo de nuevo y demuestra que no está
tan lejos de la sala de recuperación.
-Yo
no envié a ese fantasmucho por ti. Eres demasiado valioso como para darme el
lujo de que fallecieras. -Da una vuelta entera y le encuentra entrando en otro
pasillo oscuro, caminan ambos por un rato. Blake cabizbajo piensa qué puede
preguntarle, hay tanto qué decir, desde insultos hasta ideas alocadas. Pero, si
éste vino ha de ser… No se da cuenta que el guadañero está frente a él.
-Tranquilo,
no vine para llevarme a tu enfermizo hermanito. Aún no es su tiempo… -Blake
salta de la sorpresa (el guadañero se acerca demasiado a su cara, pero aunque
no se logra aun divisar su rostro, la sonrisa macabra que tiene lo asusta un
poco)- Pero vengo por una hermosa niña que está en sus últimos minutos… Al
menos deberías agradecerme por no adelantarme con ambos.-Detienen su marcha un
rato para que Blake respire un poco.- Sé que tienes muchas preguntas sobre mi
correspondencia, pero eso puede esperar. – Blake levanta la cabeza hacia el
sujeto que, entra en una habitación donde está una niña con su madre dormidas. Lo
sigue para verle sentado junto a la mujer, observando a la niña. La pequeña
está recostada en la cama de hospital conectada a una venoclisis y muchas
máquinas que leen sus ritmos cardiacos.
El
encapuchado acaricia el rostro de la pequeña y luego desconecta uno a uno los
cables de las máquinas. Sin ver que el chico entró prosigue:
-Aunque
recalco lo que te dije: No soy yo quien te sigue, es el sujeto que hirió a tu
hermano, el hombre del saco. Mi asunto ahora es más importante que un
caprichoso rebelde… ¿Pero dónde están mis modales? –Hace un ademán con el brazo
y surge una silla al otro lado de la cama.-Siéntate por favor.-Blake receloso
lo hace, sin dejar de mirar a ese extraño sujeto que no deja de acariciar a la
niña
Desconecta el último cable que conecta a la
niña con el cardiógrafo. Un sonido de “beeeeeeeep” ahora se escucha el hombre
ignora esto mientras saca algo de su bolsillo:
-Rachel
Santoyal, 8 años. Sufre de leucemia y entró en estado terminal hace unos meses.
Sus padres no tienen suficiente dinero para seguir manteniéndola aquí. Pero al
menos no tendrán que cargar con la niña enferma. Mira cómo sufre su madre, no
ha podido dormir en semanas por culpa de esta pequeña. Tal vez sería mejor si
detengo el sufrimiento de todos ellos con solo llevarme el alma de esta niña. Bien,-saca
una daga pequeña que utiliza, para cortar el cuello de la niña.-hay que erradicar
la razón de su sufrimiento, ¿no lo crees?-acerca el cuchillo al delgado cuello
de la niña.
Blake
tiembla un poco a medida que el sujeto hunde más el cuchillo en la pequeña.
Cierra los ojos y de lo más profundo de su memoria aparece un bosque en llamas,
cadáveres calcinados de los animales que no pudieron salvarse y de último, observa
una granja conocida que comienza a derrumbarse. Escucha gritos desgarradores provenientes
del edificio y uno es perteneciente a alguien especial para él. Y cuando corre
hacia allá, un tronco que ha comenzado a quemarse cae sobre él. Abre los ojos y
siente un escozor terrible en ambas manos. Una se siente caliente y la otra muy
fría.
Se
levanta y de un porrazo arranca la daga del sujeto, cuando termina de cortar el
cuello de la niña. El hombre sonriente señala con un dedo largo y lleno de
cicatrices, que observe algo: la niña atravesaba su propio cuerpo y se ponía de
pie, ahora flotaba y bailaba contenta como si nunca hubiera estado enferma.
No
entiende nada, sólo sabe que el cuchillo no tiene sangre, y que hay dos niñas
en la habitación donde había una. Luego mira a la niña en la cama. Tenía unos
números en color rojo sangre sobre la cabeza: 0-0-0-0-0-0.
-Me
imagino que ya estás tan acostumbrado que te da igual verlos. –Sonríe el sujeto
mientras entrelaza sus dedos y apoya su barbilla en ellos. – Si bien no te lo
expliqué antes, esos números en rojo son su conteo de vida, los años, meses
días, horas, minutos y segundos que le quedan por vivir y dependiendo de sus
acciones, puede aletargarse su final o adelantarse. Solo la muerte los puede
ver, aunque tú de por sí eres toda una excepción. Cuando un conteo llega a
cero, mi labor es separar el alma del cuerpo y llevarla al más allá. Y como mi
sucesor, también tienes esa habilidad. Espero que le des buen uso mientras
tanto, aunque no tienes autoridad todavía para separar las almas de sus cuerpos.
Solo la tendrás el día que me retire.
-¿Quiere
decir que puedo verlas en personas vivientes también?-Blake ve a la niña
flotante bailar sin parar, en silencio. Le recuerda a su hermano, si es cierto
que puede verlas, tal vez sepa cuánto tiempo tiene para salvar a Johan o hacer
algo por su tío.- Entonces, podré ayudarles… -una mano sujeta su barbilla y lo
hace voltear a su izquierda. El encapuchado mantiene esa horrenda sonrisa que
le produce más rabia que la hecha por ese Heinrich.
-Sí.
Pero no para lo que piensas. Te diré tres reglas que debemos como muerte,
obedecer al pie de la letra, y digo nosotros porque serás quien me suplante. Así
que ahora son también tus reglas:
-Primero,
la muerte no debe tener vínculos con mortales y no se aparece frente a ningún ser humano vivo a menos que sea para
llevárselos o en tu caso, evadirla.-pone un dejo de amargura en eso último- aunque
te sugiero que evites a los animales domésticos porque ellos sienten nuestra
presencia y no dudarán en defender a sus amos y se levanta del asiento.
-Segundo,
ningún vivo o muerto debe saber tu identidad. Si se enterasen de tan siquiera
tu nombre ni a tu familia dejarían en paz. Rachel, nos vamos.-la niña ahora
como un fantasma de traje blanco se acerca a la señora y le da un beso en su
mejilla. Regresa con el encapuchado y le sujeta la mano.- Y tercero y la más
importante de todas las reglas: La muerte no puede y no debe interferir con el
destino de una persona… Al ser uno la muerte, no puede ayudar a que alguien
siga con vida.-Blake abre más sus ojos azules que comienzan a aguarse.-Si
sigues estas tres simples y complicadas reglas, serás un aprendiz excelente.
Pero sobre el asunto del Boogeyman, enviaré a mi ayudante con el ideal de
entrenarte. No permitiré que mi sucesor quede como un chiquillo llorón meses
antes de mi retiro. Porfavor, no me dejes en ridículo, eso es todo lo que pido.
Blake
cierra el puño y se levanta. El encapuchado abre la puerta de la habitación que
comienza a emitir un resplandor dorado. Es tan brillante que ciega a Blake por
un instante. Abre los ojos y la puerta se cierra dejando detrás varias plumas
negras frente a ella.
BLACK CARD TO MY HEART
Carta 9- Saludo 1: No quiero morir aún…
-La
muerte no debe interferir… No puede ayudar a que alguien siga… con vida.-Esas
palabras golpearon fuerte a Blake quien camina por el pasillo ahora lleno de enfermeras,
paramédicos y doctores: cuando la Muerte se desapareció con la niña por la
puerta, lo dejó en la habitación con la madre y el cadáver. Salió justo a
tiempo antes que la mujer despertase.
Apenas
se percató de que el cardiograma pitaba y no despertaba su niña comenzó a gritar
como histérica suplicando a la hija que solo se tratase de una broma, los
médicos llegaron cinco segundos luego de que él estuviera lo suficientemente
lejos. Permanece quieto observando la escena, sobre todo esos números
moviéndose sobre cada uno de los médicos y en la señora que lloraba fuera del
cuarto. Intentan resucitar a la niña, pero sus números se han desvanecido.
Tratan por buen rato; al final, cubrieron su cuerpecito con una sábana blanca y
dieron muchas condolencias a su madre.
No
obstante, siendo esto algo extraño, no era la primera vez que veía ese conteo:
…
Marea Negra, hace ocho años atrás, estaba jugando con su hermano y su tío
Thomas en el río que separaba Marea Negra de Marea Roja. Era costumbre de los
tres pasear a orillas del río en la bicicleta de su tío. Los tres se divertían
muchísimo, eso cuando Thomas tenía quince años. Se bajaban cerca de un árbol a
merendar, esa era la gran vida para ambos niños. No se preocupaban de nada, y
nadie de ellos…
Los
padres de Blake y Johan siempre estaban viajando, así que los dejaban con sus
abuelos y por consiguiente, al hermano menor de su padre. Thomas Samaria era
para los dos pequeños el mejor tío del mundo, su cabello castaño claro, siempre
lo peinaba excepto su galluza partida en dos. Sus ojos anaranjados, recordaban
a las calabazas en Halloween. Y siempre sonreía, nunca se veía preocupado ni
los problemas se todos los días lo ponían triste.
Ese
día en específico, había una celebración especial: la graduación del tío Tom. Ocurriría
en el gimnasio del colegio, aunque fueran todos sus amigos, no irían sus padres.
Por eso no quiso ir, su excusa era: “Hay cosas más importantes que un papel que
dice que te graduaste. Y además, sería el único que no va con sus padres.”
Cortaban
una enorme tarta de napolitano y la comían hasta hartarse. Las risas no se
apartaban de sus bocas, ni aun cuando un olor a madera quemada se alzaba en el
aire. Al inicio pensaron que alguien hacía una fogata, pero luego comenzaron a
oírse ruidos extraños que parecían gritos amortiguados. Tom deja de reír y le
pide a los niños que fuesen lo más rápido posible hacia la casa. Se levanta y
corre en dirección del humo.
Siendo
todavía un niño era sensible a ciertos acontecimientos que no eran normales… Blake
le pide a Johan que vaya a la casa y no saliera. El niño asiente, coge su
triciclo y avanza rápido en dirección contraria a la del humo. Blake en cambio
corre hacia donde está su tío. Para él era muy pero que muy raro que tío Tom se
pusiera serio, eso significaba que algo malo estaba pasando. El olor llega más
fuerte a su nariz, y un calor abrasador golpea su cara antes de presenciar el
origen de semejante humo: la granja de los O’Hara estaba en llamas. Los gritos provienen
del interior y desgarraban el cielo.
Otros
niños hubieran mojado sus pantalones. Pero a Blake solo le importaba que tío
Tom saliera rápido de ahí. Corre un poco más y se detiene al oír un crujido a
su derecha. Gira la cabeza, se acerca un tronco en llamas que lo embiste y cae
sobre él. No se puede levantar, por el peso encima. Aunque gracias al cielo
cayó en un hueco hecho de roca porque el peso del tronco lo hubiese matado de
un instante. Puede mover sus piernas, intenta salir por debajo, usa las manos
para empujar, pero eso no cede. Grita por ayuda unos segundos y continúa
intentando. Abre los ojos como platos al ver que el fuego en el tronco se
esparcía hasta donde él estaba atorado. Con ocho añitos, sabe bien que debe salir
cuanto antes o no acabará la tarta de napolitano con Johan y tío Tom.
El fuego
del más intenso rojo está cercano a sus piernas. Las flamas lamen sus botas y
una sensación de terror absoluto recorre hasta la última fibra de su ser, cuando
las botas de caucho se derriten sobre sus pies y se adhieren como cera caliente
a su piel. Grita con más fuerza sobrepasando los gritos de los O’ Hara, pero
nadie lo escucha. Ahora no eran solo sus pies, eran sus piernas y se acerca el
fuego hacia su torso. Si el dolor era horrible, ese momento parecía el infierno
y el fin de su corta vida…
Entre
todo ese mar de ideas, una mano acaricia su cabeza. Mira hacia arriba y un
hombre encapuchado le observa sonriente. Ve que saca un cuchillo y que lo lleva
a su cuello. Blake le sonríe a pesar del dolor corporal y sujeta el brazo del
hombre con un tembloroso brazo mientras dice:
-No
pienso morir aún, tengo que vivir por mi familia, no porque esté así significa
que has ganado. Ya verás que saldré y no podrás hacer nada para evitarlo.
Mueve
sus piernas que siguen ardiendo, ya no le importa el dolor y con fuerza
sobrehumana se impulsa por debajo del tronco. Solo con sus brazos saca sus
piernas y logra salir de su apresamiento. Pero el fuego que quemaba sus piernas
ahora se extendió con libertad a las caderas y a un brazo. Todo le daba
vueltas, pero concentraba su mirada en el sujeto que intentaba de nuevo
apuñalarlo. Con la mano que le quedaba detiene de nuevo al sujeto. Una mano
está quemada y otra se congeló con solo tocar la mano de ese hombre. Logra a
incorporarse a pesar que muchas de sus heridas están a carne viva, sumando que
tiene caucho derretido en sus pies. El dolor ahora viene en oleadas con una
intensidad terrible. Ahora usa ambas manos y con un movimiento que le enseñaron
en el curso de karate arroja el arma por los aires. El contacto con el
encapuchado apagó el fuego en un instante como si fuera magia.
Pero
el hombre sigue sonriendo. El cuchillo flota hacia su tío Tom quien sale del
fuego de la granja cargando a dos niñas. Blake intenta caminar pero cae del
dolor. Grita a su tío que se agache pero el arma cambia su trayectoria y le
corta la garganta a una de las niñas para luego desvanecerse. Una versión de la
niña en forma transparente sale de su cuerpo y vuela por los aires sin que Tom
y su hermana se percaten. Alza la vista y el hombre reaparece con una enorme
guadaña en la mano, se agacha sobre él y le susurra algo al oído. El niño abre
bien los ojos escuchando atentamente lo que dice el sujeto. No comprende nada
de lo que dijo, porque habló en otro idioma. Mientras miraba a su tío recostar
a ambas niñas, unas letras en color rojo sangre surgían de la nada sobre las
cabezas de su tío Tom y de la niña que seguía con vida. Como era pequeño, no
reconocía ese número tan grande, pero observaba que el número se reducía velozmente.
El hombre termina y se incorpora:
-Pequeño,
ya nos veremos las caras de nuevo. –dice con un dejo de amargura y frialdad-Y espero
tener el grato gusto de escoltarte al más allá. Pero ten en claro esto: te
buscaré cuando menos lo imaginas, te encontraré donde quiera que te escondas y
te haré saber que con la muerte no se juega. –Sonríe con malicia- Aunque si no
te gusta esa opción, espera mi correspondencia y luego tú castigo…-Se desvanece
ante los ojos de Blake que comienzan a ver borroso. El dolor que ha soportado
físicamente el niño es demasiado para seguir despierto. Lentamente cierra los
ojos, lo último que ve antes de desmayarse, es el rostro de la niña que está
viva…
Despierta
agitado en una silla de hospital, mira a su alrededor y está en una habitación
de color blanco junto a una cama de hospital donde un chico idéntico a él
duerme plácidamente. Sobre su cabeza un fantasma con gabardina flota en
silencio. Todo fue solo un sueño, pero era tan real… Mira su mano derecha que está
repleta de cicatrices y su izquierda que tiene un color ligeramente azulado y
que sigue igual de fría. Sonríe un poco al percatarse de que no fue un sueño, fue
un recuerdo. Se levanta y respira hondo. Luego sale de la habitación por una
bebida. La sensación de que se quemaba sus piernas nuevamente era algo que ni
quería vivir de nuevo.
Luego
de ese incidente, veía el conteo sobre la cabeza de todos los que pasaban cerca
de él. Aunque al inicio fue un trauma, al pasar los años se volvió costumbre
ver esos conteos una y otra vez. Había veces que recordaba que no eran su imaginación,
pero aquella vez que vio por primera vez a la Muerte en persona quedó grabada
en lo más profundo de su mente. Por más que
intentaba ignorar ese recuerdo, este le perseguía tal como le prometió la
muerte...
Carta 10 al 15
Cartas 16 a 19
Cartas 20 a 25
Cartas 26 a 30
Ahora, las continuaciones de las cartas que siguen, a medida que sube otras entradas, así serán los enlaces:
Cartas 16 a 19
Cartas 20 a 25
Cartas 26 a 30
wao que final cuando saldra la proxima carta
ResponderEliminarGracias por el comentario... Y sobre la próxima carta... Ya casi la termino... Para el domingo o el lunes la subo...
Eliminargenial ya lo espero con ancias
ResponderEliminarTu espera se acabó... Sexto y séptimo capítulo en línea...
EliminarOhhhh He quedado impresionada Dan. La forma en que narras la historia, la riqueza léxica... Es impresionante para alguien tan joven como tu. Tienes madera para esto. Ciertamente hay algunos fallos, pero sin duda son menudeces. Debo confesar que la había leído el primer capitulo incompleto, por lo que me imagine algo completamente distinto de la historia. Algo así como una versión oscura de Card Captor Sakura XDDDDDDDDDD. Pero ahora, lo leí con mas calma y detenimiento, y la verdad debo confesarte que es grandiosa. Me leí los 6 capis de tirón. Me recuerda un poco a Kuroshitsuji, salvando las enormes distancias. Es como una producción de Tim Burton( y es que adooorooo sus trabajos) En definitiva una muy grata sorpresa. Superaste mis espectativas. Ya te linkeo desde mi blog ^^.
ResponderEliminarIngrid
PRITTY SIS
ResponderEliminarque final es genial
ResponderEliminarque final me gustaria ser tú
ResponderEliminarpara ver más abajo
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