La fiesta

¡Hola de nuevo! Esta es una historia más vieja que Black Card y a estado atorada en mi facebook desde hace tres años X.X... Espero que les encante o les enrede el día... Gracias a todos por leer mi blog. Y si estás pasando de visita, ¡bienvenido! Aquí hay tantas cosas que no tea aburrirás del todo...
Saludos!
Dan Samaria

Las noches de plenilunio son una maravilla en mi tierra... El cielo brilla resplandeciente alrededor de la imponente luna que brilla cual diamante reluciente. Las estrellas son escarchas que titilan al son de una música olvidada, que antaño era cantada por mis ancestros tan solo por el capricho de verlas danzar una vez más. 

Bajo este precioso telón de fondo, mi pequeño pueblo cantaba y bailaba al son de la música cantada desde mis antepasados. Se escuchaban las guitarras y las flautas en armonía prefecta, rompiendo el silencio sepulcral que siempre rodeaba a mi poblado.... Los músicos tocaban a más no poder hasta quedarse sin aire, para luego respirar muy profundo y continuar el ritmo que poseía un tono mágico y enigmático. Uno podía ver que todos bailaban al son, cantando en nuestra lengua nativa las letras no escritas en piedras.

Las calles de mi pueblo estaban adornadas completamente para tan solenme velada que prometía ser tan inolvidable como las pasadas... No recuerdo exactamente el motivo del festival, solamente que la he vivido desde mi tierna infancia, lo mismo con mis padres, sus padres y los padres de sus padres...  Las lámparas de calle lucían guirnaldas hechas de flores vistosas que las señoras mayores hicieron entre relatos de fiestas pasadas. Sus relatos eran bien escuchados por jóvenes y extranjeros que se maravillaban de la vida de mi pueblo en el pasado, incluso yo me asombraba de todo lo que decía mi abuela mientras terminaba de tejer con las flores la alfombra que adornadía el centro del pueblo... Contaba de épocas en las que, antes de la electricidad, festejaban en medio de antorchas y hogueras que ardían hasta el amanecer. Las bebidas eran hechas a mano meses antes de la celebración para que el alcohol fuera notable al catarlas. Los niños lucían vestidos hechos con lana de oveja que era teñida con tonos verdes, rojos, azules, morados, esmeraldas... Inclusive ella misma lucía uno de esos trajes que había pasado generaciones en mi familia y lucía todavía sus colores vistosos con patrones de papos y águilas...

Podía verla reír junto con otras mujeres de su edad-que eran casi de 70 u 80- a la par que colocaban la extensa alfombra circular en el centro del pueblo que parecía un laberinto con espacios sin flores para que la gente pudiera caminar. En medio de la alfombra, estaba la imagen gigantesca de una joven que tocaba la flauta, vestida con todo lujo... La gente emocionada tomaba fotografías para la posteridad mientras paseaban por el colorido laberinto. 

Yo por mi parte, no podía hacer tanto para ayudar con los arreglos, coincidió la festividad con un accidente que me quebró las piernas y no me dejaba participar, cosa que me dolía mucho pues al fin había alcanzado la edad para poder ayudar... En fin, puedo decir que este año tal vez no pueda hacer tanto, pero no dejaré que estas escayolas me detengan... Bailaré como los demás en esta silla de ruedas, cantaré junto a ellos y tocaré mi flauta junto a la banda, seré parte de la celebración, no importa mis dolencias... Porque, con orgullo, soy de esta, mi tierra, y todos ustedes están invitados a festejar con nosotros, una semana al año, a vísperas del equinoccio...

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